“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

28/8/12

¿Cómo está la situación de Nicaragua?

Oscar-René Vargas

“La vida sólo puede ser comprendida mirando hacia atrás, pero ha de ser vivida hacia adelante”: Kierkegaard, 1813-1855

La profundización de la crisis del euro, y de su sistema bancario, preanuncia que una nueva etapa de la crisis mundial se está incubando. Tal como señalaba hace menos de tres años en mi libro La tormenta perfecta. Crisis económica global (septiembre 2009), cuando la crisis del dólar era la que salía a escena, los coletazos de la crisis en los países centrales afectan a los periféricos, como a Nicaragua, por el lado comercial o el lado financiero, o por una combinación de ambos. La política de comercio exterior fue tomando los recaudos para prevenirse de esos impactos, el incremento con su comercio con Venezuela, aunque mantiene, hasta ahora, la política comercial de ingresos ilimitados de productos importados; pero en materia financiera las prevenciones fueron llegando con demora y en cuentagotas.
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Frente a un ataque financiero, señalaba en mi último libro, Economía mundial: una nueva recesión (enero 2012), que Nicaragua tiene, al menos, tres flancos débiles. Uno, padecer de un sistema excesivamente abierto, en el que se permiten las operaciones domésticas en moneda extranjera con una facilidad que puede verse en muy pocas otras partes del mundo. Y una permisividad para sacar fondos del país que se prestan para hacer operaciones a las que no están autorizadas, ligadas a la narcoactividad. Por último, los principales bancos están manos del capital extranjero, lo cual no impulsa el mercado interno como estrategia de desarrollo.