Martin Heidegger ✆ Barry Bruner |
La influencia filosófica de Heidegger es, sin embargo,
inmensa. Lo es la filosofía alemana, en filósofos claves como H.G. Gadamer. Lo
fue en Francia y en filósofos muy diferentes, de Sartre a Foucault. Filósofos
como Pierre Hadot son de los pocos que nos dan una visión más ponderada, que
reconoce sus defectos y sus cualidades sobre la
base de un conocimiento. Son los menos. Filósofos polémicos como Zizek también se han ocupado de él de manera crítica y sugerente.
base de un conocimiento. Son los menos. Filósofos polémicos como Zizek también se han ocupado de él de manera crítica y sugerente.
Heidegger, siguiendo en esto a Castoriadis, forma parte del
imaginario filósofico de la segunda mitad del siglo XX. Pienso, como apunta mi amigo José Luis Moreno Pestaña, que hay que
entender una obra filosófica en el contexto que aparece. Para ello resulta útil
la biografía de Safranski. Es un gran biógrafo de filósofos. Lo hizo también
con Schopenhauer y con Nietzsche. Sabe situarlo en su entorno sociopolítico.
Sabe además filosofía y lo sitúa muy ajustadamente en la tradición y las
problemáticas filosóficas pertinentes.
Safranski divide implícitamente la vida y la obra de
Heidegger en cuatro etapas. La primera es la de infancia y formación
filosófica, que es básicamente escolástica y clásica. En un segundo momento
Heidegger obtiene un cierto status acedémico y escribe su obra principal, Ser
y tiempo. Es aquí cuando apareció Hannah Arendt, discípula, amante e
inspiradora. La tercera fase es la más oscura y se corresponde con la apuesta
por el nazismo. Esto es claro. Otra cosa es que Heidegger podía caer en la
ilusión de una fuerza política con energía para sacar a Alemania de la terrible
crisis que estaba viviendo. Su carácter totalitario, sus métodos violentos,
eran evidentes y Heidegger los aceptó. Se sintió parte de esta marea que
arrastró a tantos alemanes. También se aprovechó de la situación de manera
oportunista. Pero señala también que nunca fue antisemita y que los jerarcas
nazis siempre desconfiaron algo de él. Es cierto que Heidegger empezó a mostrar
una cierta crítica en sus seminarios filosóficos, precisamente en los que
trataba Nieyzsche. En todo caso Heidegger fue responsable de dos cosas: del
terrible error de apreciación de lo que era el movimiento nazi y también de su
actitud oportunista. Aceptó las consecuencias con una cierta ambigüedad. No
mostró una actitud teatral como su amigo Carl Smidt pero tampoco reconoció sus
errores. En la última etapa de su vida Heidegger hizo una especie de retiro
espiritual.
Del libro de Safranskime sorprende la poca importancia que
se da a Ser y tiempo, un libro que ha marcado época y que parece que
incluso el mismo Heidegger consideró superada. Pero quiero señalar dos aspectos
que siempre me han llamado la atención en relación a Heidegger y mis propios
intereses que casi no aparecen en la biografía de Safranski.
La primera es la relación con Ernst Jünger. Jünger me parece
uno de los personajes más apasionantes del siglo XX. Mantuvo una relación
intensa con Heidegger. Sería interesante contrastar sus posiciones con respecto
al nazismo. Jünger era un héroe de la Primera Guerra Mundial que, aunque participó
en movimientos nacionalistas y militaristas siempre supo distanciarse respecto
al nazismo. Tuvo mucha más lucidez y fue mucho menos oportunista que Heidegger.
Hay, en concreto, unos textos que vale la pena revisar. Uno se llama
"Desde la línea" y se lo envió Jünger a Heidegger como regalo al
cumplir sesenta años. Cuando Jünger, seis años más joven cumplió los sesenta,
Heidegger le envió su respuesta, titulada "La pregunta del Ser". Hay
una muy buena edición traducida por José Luis Molinuevo que recoge esta
discusión, centrada en el tema del nihilismo. Los textos se llaman
respectivamente "Sobre la línea" (Jünger) y "Hacia el
Ser" (Heidegger). Ambos tratan la problemática del nihilismo en la
sociedad contemporánea.
La segunda es el interés que tuvo Heidegger por los textos
de sabiduría tradicional chinos y japoneses, sobre todo el budismo zen. El
italiano Carlo Saviani ha publicado una interesante antología de los textos de
Heidegger sobre taoismo y budismo chan y zen. En el libro de Heidegger "De
camino al habla", tan paradigmático de su última etapa, el famosos diálogo
con el japonés. Finalmente me gustaría citar a título anecdótico la relación de
Heidegger con Lacan. Lacan estuvo muy interesado por Heidegger. Tradujo un
texto suyo y psicoanalizó al traductor de la obra de Heidegger al francés.
Parece ser que cuando le envió sus Escritos Heidegger comentó que no
entendía absolutamente nada. Curiosamente Lacan sintió, como Heidegger, la
"llamada de Oriente" y encontró en François Cheng un interlocutor
valioso, con el que aprendió a estudiar chino y a leer el original de Dao de
jing, que le fascinó igual que a Heidegger.
Son quizás anécdotas pero en todo caso merecen la atención
que quienes, como yo, estamos interesados en la relación entre filosofía,
psicoanálisis, sabiduría tradicional china y budismo zen.