“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

8/10/13

Diderot, el combate del pensar

Denis Diderot ✆  Michel van Loo
Iñaki Urdanibia  |  Escribir la vida de este philosophe par excellence siguiéndole con detalle en su derivante y variopinta trayectoria es una tarea que desemboca inevitablemente en una novela de numerosas aventuras  por los distintos campos del pensamiento y del quehacer humano; abarcando tanto los aspectos internos, a su propia persona, como los externos sobre los que con fogoso denuedo se volcó ( reclusión por su padre en un convento ante sus aventuras amorosas que le parecían nefastas, la fuga del convento del joven…). A la historia ha pasado, al menos para los no especialistas, como una de las luminarias de las Luces, de la Ilustración, reflejada en L’Encyclopédie, y guía de la posterior Revolución francesa. La obra de Denis Diderot abarca mucho más que la megalómana empresa que impulsó con la ayuda de d'Alembert.

Fue el 5 de octubre de 1713 cuando nació nuestro hombre en Langres. Por aquel entonces Montesquieu contaba con la edad de 24 años; Voltaire tenía 19 años; Bufón, 6 años y Rousseau, un añito; d’Alembert nacería cuatro años después. Alumno de los
jesuitas, a los doce años recibe la tonsura. Está claro que su padre había pensado  que el destino de su hijo debía ser el sacerdocio: uno de sus hijos sí se convirtió en clérigo, con tendencias conservadoras a tope, sin embargo Denis parece que le salió rana, a su progenitor, tanto en este terreno como cuando años después trató de que se dedicase a la abogacía para lo que movió Roma con Santiago, para que en la ciudad del Sena fuera encaminado comme il faut, o al menos como al padre le parecía que debía ser. El hijo se rebeló contra el futuro que le diseñaba su padre, pues sus gustos iban por otros derroteros, situados en las antípodas de los intereses paternos : la filosofía, la música, la ciencia, las lenguas, la literatura greco-latina, y…tales gustos le llevaron a verse expulsado de la casa que le había buscado su progenitor, además de quedarse privado del dinero que éste le enviaba regularmente.

El colmo de su postura desobediente, con respecto  a la familia, fue su boda, por sorpresa, con Anne-Antoine Champion, mujer que no era bien vista por la madre de Denis. Su vida parisina pasó a ser la propia de un bohemio, la de un ser que había de buscarse la vida en los más diversos oficios, pasante en el despacho de un abogado, preceptor de los hijos de un banquero, aprendiz de comediante, escritor de sermones para curas poco inspirados y sobrados de francos; entretanto había perfeccionado su inglés, lo que le condujo a dedicarse a distintas traducciones de algunas obras científicas, lo que le impulsó para dedicarse a la creación de l´Encyclopédie , máquina de guerra contra la superstición, contra las falacias religiosas y de todo tipo (en sus propias palabras: “máquina de guerra del pensamiento nuevo contra los dogmas y los oscurantismos”) . Empresa en la que participaron , además del ya mentado Jean Le Rond d´Alembert, Voltaire, Buffon, Rousseau, d´Holbach, Helvétius, Montesquieu, Condillac, Quesnay, y... un larguísimo etcétera. Ha de subrayarse , no obstante y en honor a la verdad, que elalma mater de la obra ( diecisiete volúmenes de artículos, 11 volúmenes de planchas, 18000 páginas de texto, 20736912 palabras en total) fue Diderot que redactó el Prospectus, presentación que alcanzó un enorme éxito, y escribió más de 5300 artículos.  Todos los colaboradores guiados por el afán de poner luz en la oscuridad, para lo cual se había de reivindicar la razón y la experiencia, instrumentos para establecer los saberes que debían quedar reunidos en una obra que sirviese.

Como no podía ser de otro modo, los jesuitas pusieron el grito en el cielo, y en la tierra, haciendo que mil zancadillas fueran puestas a la obra: desde la suscripción inicial como único modo de hacerse con la primera entrega, a las prohibiciones de su difusión debido a su espíritu “volteriano”, del Consejo de Estado, la rotunda condena del papa Clemente XIII…mas, contra viento y marea, las entregas se fuero sucediendo desde 1757 hasta 1772; Diderot hizo gala de su astucia para conseguir esquivar la ley y para buscar algunos célebres, y aristocráticos, apoyos que frenaran las mayores embestidas censoras.

No era la primera vez que sus producciones intelectuales  fueran prohibidas, suponiéndole diferentes problemas desde sus Pensées philosophiques - su primera publicación- condenados por el Parlamento de Paris en 1946 ( << que ella sea quemada-se referían a la obra- ya que presenta para los espíritus inquietos y temerarios el veneno de las opiniones  más criminales y más absurdas que cualquier mente humana, por depravada que sea, pueda imaginar, colocando a todas las Religiones a la misma altura, para finalizar no reconociendo ninguna>>),  al encarcelamiento, tres años después, durante tres meses en el castillo de Vincennes por sus afirmaciones ateas en su << Carta sobre la ceguera>>…Diderot, no obstante, nunca ocultó sus pensamientos y siempre apostó por la verdad y por los caminos que a ella llevan. La ficha policial no dejaba lugar a dudas: << el autor es unj oven que aparenta un bello espíritu y se enorgullece de su impiedad, muy peligroso; hombre que habla de los grandes Misterios con desprecio, etc.>>

Su trayectoria no cesó en su empeño por mantenerse en la línea de un racionalismo escéptico, pues según afirmaba << se corre tato riesgo en creer demasiado como en creer demasiado poco>>, de manera que el escepticismo para él era como el filtro por el que se han de pasar todas las supuestas “verdades”, filtro que ha de ser centrado en la filosofía y en la ciencia, siempre bajo el cobijo de la búsqueda de la justicia…un caminar incesante como el <>…<>. Confiando en que el conocimiento produce satisfacción al evitar permanecer presos , sumisos o dependientes de las historias que contaban los curas y otros vendehúmos…mas sin obviar que la tarea sisífica de la filosofía está teñida desde sus orígenes por la insatisfacción del camino sin final, pues el amor a la sabiduría (definición etimológica de esa disciplina) no puede convertirse en anquilosada sofía, deviniendo dogma, sino que ha de permanecer en el amor que supone, en el pensamiento de los ilustrados, la práctica del filosofar.

Este ser marginal, excéntrico y rebelde conserva su actualidad en su apuesta por los derechos de las mujeres plasmado en sus diferentes personajes femeninos que asoman en sus obras, ahí está << La religiosa>>, o sus defensas de la <> Hottentote, expuesta ante el asombro de los civilizados como si de un bicho raro se tratase sin ser conscientes de sus propios valores(muestra descarada de las posturas colonialistas y etnocéntricas)…conserva su actualidad en la reivindicación del placer, del deseo en su positividad, en la reivindicación de la libertad por encima de todo contra los usurpadores del poder…Trescientos años del nacimiento de ese ser que transitó por todos los terrenos habidos y por haber: filosofía, ciencia, novela, teatro, arte, educación, la política…y que dejó su huella en el combate por la libertad en los diferentes frentes. 

Una verdadera pluralidad volcánica en su actividad y en su temperamento , << tenía en un día cien fisonomías diversas, según el asunto por el que estuviese afectado. Estaba sereno, triste, soñador, tierno, violento, pasional, entusiasta…Tenía una frente grande, ojos muy vivos, rasgos muy marcados, la cabeza propia del carácter de un orador antiguo, una bonhomía que rozaba por momentos con la estupidez, con la rusticidad de los viejos tiempos>>…así ponía los puntos sobre las íes en lo que respecta al retrato que, en 1767,  cuando tenía cincuenta y cuatro años, le hiciese Michel van Loo, que es el que ilustra este artículo.