◆ “El modelo unipolar no sólo es inadmisible para el mundo contemporáneo sino que es imposible… porque se trata de un modelo que no puede funcionar por estar carente de la base moral propia de nuestra civilización.” — Vladimir Putin
Víctor Wilches /
Tras el colapso de la Unión Soviética en 1991, surgieron cinco nuevas
repúblicas independientes en Asia Central[1]. En medio de este caos y desconcierto, la
recién establecida Federación de Rusia, como heredera del desaparecido campo
soviético, se enfrenta a una serie de graves problemas que comprometen su
estabilidad (profunda crisis social, económica y política) y seguridad
nacional (problemas de fronteras con la mayor parte de sus países vecinos e
incluso con los países recién desmembrados de la URSS; unas fuerzas armadas
descompuestas que ponían en duda la defensa del nuevo estado y la seguridad del
arsenal nuclear; y un aumento de la criminalidad y el surgimiento de mafias).
En ese momento los gobiernos de las recién creadas
repúblicas independientes son demasiado débiles para enfrentar los serios
desafíos de gobernabilidad, economía y seguridad que afloraron en el interior
de sus fronteras. Carecían de la experiencia de gobernabilidad como estados
independientes y de los recursos económicos necesarios para afrontar las nuevas
circunstancias tras la disolución de la URSS. A esto, se agrega la irrupción
desestabilizadora en la región de poderes extranjeros que buscan imponer su
influencia para hacerse con el control de esta rica y geoestratégica región.
Los nuevos gobernantes, ante esta difícil situación, se ven abocados a buscar
apoyo y unir esfuerzos para enfrentar la nueva realidad.
La solución y delimitación de las fronteras comunes entre
Rusia, los países centroasiáticos y China se facilitó por el inicio de una
nueva era en las relaciones relaciones sino-rusas tras el fin de la Guerra Fría
(Garver, 1989: 1136-1152; Wilches, 2005). Esto da origen a distintos mecanismos
de relaciones y de cooperación regional, que culminan en una de las
organizaciones de cooperación de seguridad regional más importantes del siglo
XXI: la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS). Establecida el 15 de
junio de 2001 en la ciudad de Shanghái (China) por Rusia, China, Kazajstán,
Uzbekistán, Kirguizistán y Tayikistán.
[Pulsar para ampliar] |
Para comprender cómo se desenvuelve la OCS en el contexto
internacional, es indispensable analizar los factores que han permitido que
Rusia y China actúen de manera cooperada en esta región. Para ello, se comparan
las políticas desarrolladas por Rusia y China con relación a Asia Central desde
el colapso de la URSS hasta nuestros días a través de: los intereses basados en
la identidad de estos dos Estados con relación a Asia Central; la percepción de
amenazas comunes en la región e internacionales; intereses económicos y de
seguridad regional. Por lo tanto, el análisis se centra en cómo Rusia y China
consideran sus propios y particulares intereses en Asia Central, antes que
analizar su visión sobre la misma OCS, lo que nos ayudará a comprender sus
puntos de vista de Asia Central como región y de la OCS como organización de
cooperación de seguridad regional.
En la OCS Convergen y se conjugan varios y disímiles tipos
de cooperación. La mayoría de los estudios y análisis de seguridad realizados
especialmente en Occidente han estado en desacuerdo frente a la
caracterización, tipificación y clasificación de esta organización. Con el fin
de explicar la OCS de la manera más acertada se recurre, como instrumento de análisis,
a los aportes conceptuales que brindan cinco diferentes enfoques teóricos de la
ciencia política, en relación con las relaciones internacionales y los estudios
de seguridad orientados a los procesos de cooperación regional: complejo de seguridad regional, interdependencia, omnibalancing, balance
de la amenaza y constructivismo social.
http://www.alainet.org/ |
◆ Leer en PDF |