
Mariátegui fue, sin
duda, uno de los primeros en reconocer la radical novedad que representó la
obra de Vallejo. Lo dice en la primera frase del apartado XIV del séptimo
ensayo: “El primer libro de Cesar
Vallejo, Los Heraldos Negros, es el orto de una nueva poesía en el Perú”.
Es decir, el amanecer de una poesía nueva. Luego dirá que en Vallejo “se encuentra, por primera vez en nuestra
literatura, sentimiento indígena virginalmente expresado”; lo define como
“creador absoluto”, portador de un “americanismo genuino y esencial”. No es el
caso tratar de resumir en estas líneas lo que el Amauta dice sobre el poeta.
Interesa llamar la atención sobre la actitud fundamental que comparten.