De hecho fue una de las pocas culturas que llegó a la noción de cero, al igual que los árabes en su mayor momento de florecimiento. Grandes arquitectos como fueron, legaron la pirámide más voluminosa construida: lo que hoy se conoce como El Mirador, ciudadela sagrada en las selvas del Petén, entre el límite de Guatemala y México, imponente e impresionante, más grande que las de Egipto. E igualmente idearon un calendario más exacto que el gregoriano, que no necesita de años bisiestos dado la perfección con que pudieron medir los tiempos cósmicos.
Hoy día, sin solución de continuidad, los mayas originales
siguen existiendo, pero el brillo de otros tiempos desapareció. Antes de la
llegada de los conquistadores españoles la gran cultura había entrado en
descomposición (seguramente debido a grandes hambrunas que azolaron a su
población más guerras internas), y a partir de la conquista, en el siglo XVI,
pasaron a ser un pueblo sometido. De todos modos, su resistencia cultural nunca
cesó, y es eso lo que les permite hoy seguir existiendo como pueblo autónomo,
siendo mayoría étnica en algunos países, como Guatemala, u ocupando un alto
porcentaje de la población, como en México.
En cuanto a su música, cabe resaltar que en la actualidad no
se conoce mucho de lo producido en su momento de esplendor, porque ya no
existe, y es que solo se sabe de cómo era por los instrumentos que se
encuentran en los museos o por la información que se ha obtenido de murales o
cerámica.
Entre los instrumentos musicales que se pueden mencionar
están: las ocarinas, varios tipos de flautas, trompetas, tambores de parche
sencillo y doble, los pitos, caramillos, cascabeles, raspadores, atabales,
sonajas, el caracol de mar (relacionado con la fertilidad).
Entre estos elementos, se tiene conocimiento de algunos
instrumentos, por ejemplo: la sonaja chortí, que es muy parecida a la que se
menciona en el código de Dresde y que es decorada con perforaciones que forman
el ideograma cósmico de cinco puntos, expresivo de su poder universal.
El lacandón, que es una especie de oboe encontrado por el
etnólogo Franz Blom, poseía siete agujeros con los que podría producir ocho
sonidos distintos, pero los constructores o quienes tocaban este instrumento,
en vez de extender esta gama de sonidos, se limitaron a tocar nada más 7
sonidos, tapando el séptimo agujero con cera silvestre.
Según los instrumentos hallados se deduce que conocían el
politonismo, la escala diatónica y el cromatismo.
A los cantores principales se les llamaba hol-pop, que eran
los encargados de dirigir los coros, de enseñar la música, el canto y de dar el
tono.
Existe una clasificación de los instrumentos musicales mayas
según Hornbostel-Sachs (HS); estos se dividen en 4 familias: idiófonos,
membranófonos, cordófonos y aerófonos.
Los idiófonos se subdividen en: golpe directo, golpe
indirecto, idiófonos punteados, idiófonos por frotación, idiófonos soplados
(conchas de tortuga, cascabeles, sonajas, raspadores, conchas marinas).
En flautas es muy raro ver flautas transversas, y otras como
la flauta con bola de barro en el ducto que le permite rodar libremente de
extremo a extremo, produciendo tonos, medios tonos y microtonos.
Es bastante amplia la variedad de instrumentos que se han
descrito en este artículo, sin embargo es necesario seguir indagando en la
información relatada, ya que tiene mucho que ver el punto de vista del
investigador y de las evidencias, pero lo que sí es exacto es que la cultura
maya tuvo una variedad rica en música y danza. Algo de eso pasó posteriormente
a la colonia, y mezclado con elementos europeos y africanos (traídos por los
esclavos negros, como la marimba, muy popular hoy en Centroamérica) constituye
el actual folclore de algunas regiones de Guatemala y del sur de México.
Referencias
Nancy Monzón - DeGuate.com / con ayuda de: Historia de la
música en Guatemala por Enrique Díaz Anleu.
http://cultural.argenpress.info/2012/03/musica-el-legado-musical-de-los-mayas.html |