Friedrich Heinrich Alexander Barón de Humboldt |
Humboldt es el primer lingüista en hablar del espíritu de
los pueblos, y en plantearse si el uso de una lengua crea cultura o si una
cultura pide una determinada lengua.
Humboldt pensaba que cada lengua, configurada por el
espíritu de la nación y las circunstancias del mundo externo, constituye toda
una imagen peculiar del mundo, en la medida en que implica una completa y
particular segmentación de la realidad. Para él, en una lengua está contenida
toda la visión del mundo de sus hablantes, pues cada idioma dispone de palabras
para todas las representaciones mentales creadas por los miembros de una
nación. Se trata de una tesis dualista lengua-cultura, que considera que una
lengua es el vehículo de una cultura y defiende una relación intrínseca entre
lengua y cosmovisión (weltanschauung).
Junto a sus opiniones relativistas sobre la individualidad
de cada lengua y sobre el hecho de que la misma está determinada por la nación
y la cultura, Von Humboldt mantenía también algunos postulados universalistas.
Sostenía que todas las lenguas comparten propiedades universales y son reflejo
de una cierta gramática universal. Pero no fue capaz de descubrir que algunas
categorías lingüísticas pueden permanecer ocultas o implícitas en una lengua,
ya que creía que aun cuando una forma gramatical no posee designación en una
lengua, sigue presentándose como un principio que guía la comprensión de
aquello que dice el lenguaje. Con esta afirmación, Von Humboldt adelantaba el
determinismo radical según el cual los conceptos no lexicalizados en una lengua
no pueden ser pensados ni concebidos por sus hablantes.
Humboldt establece que las lenguas pueden ser analíticas o
sintéticas. Sólo las lenguas sintéticas son las que tienen capacidades
culturales y filosóficas, son más perfectas que las analíticas.
Afirma además que las lenguas son sistemas, no nacen poco a
poco sino como unidades. Humboldt ve que los elementos de las lenguas se pueden
intercambiar produciendo oraciones infinitas. Esto es lo que se conoce como
Productividad.
Humboldt anticipa lo que se conoce como Relativismo
Lingüístico, motivo por el que hay sociedades que tienen más desarrollado un
sector de su lengua por ser más necesario.
Sugirió que a través del estudio de la lengua se podían
observar los procesos del pensamiento, es decir, los hablantes de diferentes
lenguas no son equivalentes como observadores. Se trata de un movimiento que da
mucha importancia a los factores históricos, regionales y populares (como el
romanticismo).
Humboldt trata de elaborar una teoría mediante la cual
podamos conocer la esencia última del lenguaje. Según él la característica más
importante de la lengua es que ésta es energía, es algo que está constantemente
evolucionando, creando.
Es absurdo tratar de establecer categorías gramaticales ya
que lo único que existe es el discurso, que una vez dicho desaparece. También
nos dice que la lengua sirve para poner orden en el mundo exterior de tal
manera que si no fuera por ella toda esa realidad se nos presentaría
desordenada. Además, la lengua hace que veamos el mundo de una forma
determinada.
“La lengua reduce a ordenados complejos mentales el mundo
caótico de los pensamientos (…) no es el pensamiento condición para el hablar
sino el hablar condición para el pensar. Si no fuera por el lenguaje, la
realidad sería un caos, si abrimos los ojos a la realidad sin el lenguaje, ésta
se presenta como algo informe; gracias al lenguaje la vemos coherentemente.”
Humboldt y Bonpland al pie del Chimborazo, 1810 Óleo de Friedrich Georg Weitsch |
La forma interior.
Materia y Forma
El aspecto conceptual de la lengua es fundamental. Elabora
su teoría de Ihnere Sprachform, que es la forma interior que tiene cada lengua,
es lo más específico de cada lengua, todas lo poseen. Todas las lenguas se
igualan y diferencian al mismo tiempo por su forma interior. Esto hace que
nosotros veamos el mundo de un modo determinado y hace también imposible el
bilingüismo. Cuando aprendemos una segunda lengua lo hacemos a través de la
lengua materna.
Para Humboldt la lengua es la totalidad del habla. Dentro de
la lengua introduce una diferenciación entre materia y forma:
Materia es el sonido en general, las impresiones sensoriales
y nociones espirituales previas a la formación de los conceptos.
Forma es el concepto realmente innovador, lo que la lengua
tiene de constante y sistemático, el auténtico principio dinámico. Se presenta
dividida en externa e interna. La primera está sometida a variaciones y es la
que actualiza la forma interna, el parámetro estructural.
Humboldt podría considerarse como un autor
pre-estructuralista, pre-generativista y pre-relativista. La Idea de la
relatividad lingüística no era una idea original en los tiempos de Humboldt.
Podía encontrarse implícita en muchas teorías sobre el lenguaje. Desde Locke,
que ya mantenía la tesis de la intraducibilidad de las lenguas y había sido más
o menos expresada por diversos autores franceses (Condillac, Desti de Tracy,
Maupertuis, de Gernado) a lo largo del siglo XVIII. Pero sólo en Humboldt
adquiere la tesis de la relatividad lingüística la función de núcleo central
de toda una teoría sobre el lenguaje y sobre el hombre.
Lenguaje y
pensamiento
Sólo a partir de su obra, el relativismo se convierte en un
tema recurrente. Como en el caso de los ideólogos y de los enciclopedistas, el
interés de Humboldt por los estudios lingüísticos era más bien metodológico
que sustantivo. Humboldt como anteriores filósofos del lenguaje, consideraba
que el estudio de este constituía el medio ideal para inquirir en la naturaleza
humana y en su proceso de constitución.
Una característica central de la filosofía lingüística de
Humboldt es su consideración del lenguaje en conexión con los procesos
psicológicos de percepción y conceptualización. Humboldt pensaba que el
lenguaje desempeña un papel constitutivo en los procesos de pensamiento, tanto
individual como colectivamente. Esta dimensión psicológica era considerada
previa a la dimensión social. El lenguaje es concebido como instrumento del
pensamiento más que como sistema de comunicación. Primero como herramienta
cognitiva, y luego, como sistema de transmisión de información.
El concepto de “articulación” es esencial para comprender la
concepción de Humboldt sobre las relaciones entre lenguaje y pensamiento. Se
aplica en dos niveles, en el fónico y en el mental.
Del mismo modo que el sonido en el lenguaje se produce de
forma articulada (descompuesto en unidades) así sucede con el pensamiento. El
flujo mental, la corriente continua de estados mentales en que consiste nuestra
experiencia, se encuentra en el pensamiento, dividida en elementos, que son los
conceptos. Pero este paralelismo no es analógico sino causal. No es una simple
similitud entre los procesos de constitución del lenguaje y el pensamiento,
sino que expresa una conexión más íntima: La articulación lingüística es una
condición necesaria para el surgimiento de la conceptualización, que implica el
análisis (descomposición) del “flujo” de la experiencia.
Antes de que el lenguaje descomponga el pensamiento solo
existe un flujo de sensaciones indiferenciadas, en las que se mezclan
percepciones puras, sentimientos, deseos, etc. Se trata del pensamiento
pre-articulado, indeterminado, que Humboldt contrapone al pensamiento
conceptualmente organizado. El lenguaje es el instrumento que permite al
individuo el salto cualitativo desde el pensamiento pre-articulado al
pensamiento conceptualmente organizado. Cuando se dice que Humboldt mantenía
que el lenguaje era condición del pensamiento se refiere al pensamiento
articulado.
Con respecto a ciertas epistemologías racionalistas, la de
Humboldt se distingue por el énfasis que pone en el carácter activo de la mente
humana. El entendimiento no es el mero receptor de sensaciones sino la facultad
de organizar y dividir la experiencia en unidades (similares, oponibles,
compatibles…), en conceptos lingüísticamente determinantes y consolidados.
“El principio que domina la totalidad del lenguaje es la articulación; su cualidad más importante es la disposición fácil y consistente, pero que presupone los elementos simples y en sí mismos inseparables. La esencia del lenguaje consiste en moldear el material del mundo fenoménico para darle la forma de pensamiento”
El lenguaje tiene una función cognitiva. Para Humboldt la
concepción semiótica separa, como realidades diferentes, el signo lingüístico
y aquella realidad conceptual a la que se aplica. No se puede considerar a las
palabras como signos de las cosas, no se puede separar al uno de la otra.
Confundir esto, y considerarlas simples signos, es el error básico que arruina
a cualquier lingüística y cualquier consideración correcta del lenguaje.
Se inscribe así en una tradición racionalista que tiene más
que ver con Locke y Condillac (que consideraban que el lenguaje tiene un papel
constitutivo y central en el desarrollo del pensamiento) que con Leibniz y Kant
(que conciben el lenguaje como sistema auxiliar útil para la representación y
transmisión del pensamiento.
Teoría semántica
En cuanto a la teoría propiamente semántica de Humboldt hay
que señalar dos rasgos:
Su conciencia del carácter relacional del enunciado frente a
la concepción nominativa.
Su defensa del simbolismo fónico como conector de la
arbitrariedad del signo lingüístico.
Parte de la tesis de la relatividad lingüística, que es
común y compartida por muchos filósofos de la época; el lenguaje determina el
pensamiento, juega un papel decisivo en su conformación. El lenguaje es el
medio fundamental para la organización del caos de la experiencia que
constituye el pensamiento pre-articulado. El paso del pensamiento prearticulado
al articulado se alcanza cuando el flujo sensorial es analizado, dividido y
categorizado. En ese estadio, el pensamiento adquiere autoconciencia, para lo
que es esencial el proceso de fijación y el mecanismo de reconocimiento de las
unidades en que articula el flujo de sensaciones. Esto sólo se consigue por
intermedio del lenguaje.
La experiencia, la sensación, la memoria, el reconocimiento,
se efectúa con mediación, son actividades que se desarrollan dentro de los
moldes formales determinados por la estructura (la forma interior) de la
lengua. Pero a su vez el carácter lingüístico está en relación con el carácter
nacional. Esa forma colectiva e históricamente conformada de concebir y
categorizar las relaciones con el entorno queda impresa en la lengua. El fondo
de objetividad existe, constituido por la estructura de la realidad misma, pero
la objetividad se pierde cuando se sale uno del nivel de lo puramente sensible.
En suma, todo el sistema semántico de la lengua no es sino
la expresión del carácter y desarrollo intelectual de una comunidad,
constituyendo el acervo conceptual que, en esa etapa histórica, ha alcanzado la
sociedad. Cada lengua incorpora su propia visión del mundo, su propio prisma a
través del cual miran la realidad los que la hablan. La variación de las
lenguas consiste en algo más que en la variación de los signos.
Mientras que la filosofía del lenguaje racionalista destaca
la unidad del entendimiento humano y de sus productos, la filosofía romántica
de Humboldt pone el énfasis en su heterogeneidad; siendo particularmente
sensible al carácter histórico y dinámico del lenguaje. La cadena causal de
determinaciones entre el carácter racional, el pensamiento y la lengua no es
recorrido de forma unidireccional y la cuestión del origen es irresoluble. Es
posible que asignara un papel primigenio al carácter nacional.
La filosofía del lenguaje de Humboldt concibe esta
refutación mutua bajo la metáfora organicista. El lenguaje es un organismo
vivo, sujeto a desarrollo para cuya comprensión es necesario el análisis de las
influencias regulatorias a que está sometido por la realidad y el pensamiento.