Sobre El Mar y la Ceniza, de Alan Sicard, especialista en la
obra de Pablo Neruda, que reúne textos acerca de la obra del vate que datan
desde 1989 (La palabra silenciosa) hasta el 2008 (Chivilcoy, transeúnte de la
posmodernidad). Estos escritos sobresalen por las variadas miradas y cruces en
que Sincair lee la obra de Neruda.
Este texto compilatorio, que acaba de publicar Editorial
Lom, se inicia con un breve preámbulo para luego dividirse en cinco partes: “El
Yo nerudiano”, “Poéticas”, “Lecturas cruzadas”, “Navegaciones y regresos”, y,
por último, “Variaciones en torno a dos poemas”.
La obra de Neruda es planetaria, no sólo porque año a año
salen nuevas tesis académicas del poeta chileno en distintos lugares del mundo,
sino porque además estamos hablando de una obra extensa y monumental. Neruda,
es un continente, que contiene variadas regiones y climas dentro de su propia
obra y este libro nos entrega generosamente la posibilidad de aproximarnos a
uno de los poetas más importantes de América.
El autor advierte que eludirá acercarse a la obra de Neruda
desde el aspecto biográfico, señalando una excepción en un par de ensayos. Esta
primera tensión desde ya es atractiva, porque como añade el mismo Sincard, la
obra del poeta de Parral es eminentemente autobiográfica. Sin embargo la opción
del autor es audaz, pues busca su legitimidad en la automitificación que, desde
el comienzo, Neruda hace de sí mismo y de su poesía y de la cual el concepto de
sujeto biográfico sale profundamente subvertido.
La primera parte del libro,
El Yo Nerudiano, nos invita a explorar la doble modalidad y el doble
comportamiento poético que determina el Yo en la obra de Neruda. El ensayista
advierte que tiene la ambición de aclarar los malentendidos que hubo y sigue
habiendo en torno a la poesía de Neruda y la psicologización del ego. Debo
confesar, como primera cosa, que como poeta, me sentí muy curioso de esta
indagación, pues sé perfectamente que Neruda ha sido etiquetado como un poeta
del Yo, de la primera persona singular, que ocupa un sitio más que destacado a
la hora de comunicarse con el Otro. Esa crítica, negativa o positiva a estas
alturas, da lo mismo el tinte de la calificación, ha estado presente y se
relaciona estrechamente con el papel de
sujeto biográfico que ha (ob)tenido Neruda, dentro de la poesía chilena e
Hispanoamericana. Pero no vayamos tan lejos. Sicard reconoce el carácter
omnipresente del poeta en todos sus libros, y que además toma como frecuente
recurso la autoreferencialidad. Sin embargo la primera incisión que detecta el
autor está en Canto general, ese Yo, argumenta enfático, no es ninguna
aberración ideológica, sino que –aclara– es la superación de una contradicción
que ha venido madurando los diez años de escritura de Residencia en la tierra.
La reflexión acerca del Yo nerudiano de Sincard, nos conduce
hasta la denominación de egoexcentrado, ya no el acostumbrado egocéntrico, sino
que se refiere a un ego en crisis, que contiene su propia negación y que aspira
a su disolución dentro del mundo: la materia, la historia. Desde ahí el profesor nos propone dos
modalidades del Yo nerudiano con la materia: Un Yo Sumergido y un Yo dinámico.
Estas cuestiones específicas acerca del carácter del sujeto
textual de Neruda, para algunos lectores pueden resultar agobiantes, sin
embargo para los mismos poetas que hoy se mantienen en ejercicio de escritura,
me parece, tienen un interés del que es necesario indagar. Digo esto porque el
ego hiperdesarrollado, el individualismo, el culto a la persona, es quizás lo
más frecuente que ocurra, no sólo en la literatura sino que también en otras
áreas de las artes. Digamos que funciona un sistema socioeconómico
perfectamente aceitado, que apunta hacia el personalismo en desmedro de lo
colectivo, asociativo, cooperativo. La poesía hoy, muchas veces parece fruto de
una personalidad y de un carácter, y no de un trabajador (artista) de la
palabra, como diría Enrique Lihn.
Neruda material
Otro capítulo en el que quisiera detenerme es Poéticas,
específicamente el ensayo Pablo Neruda: la poética de los objetos, que es un de
mis preferidos dentro del libro. Al inicio Sicard nos previene, que es preciso
ensanchar el marco de reflexión y situarlo también en el estatuto de la
materia. Tomando como eje formativo, la toma de conciencia de Neruda por la
guerra Civil de 1936, o sea desde el punto de vista de la materia, sería una
materia definida por el trabajo humano y sus relaciones socioeconómicas que
engendra. Siendo la guerra una de las situaciones más atroces en el que estas
relaciones alcanzan su máximo fracaso. Y otro eje, es el no ideologizado, que
el autor denomina “lo inhabitado”, que aunque resulte irrisorio, desde el punto
de vista del marxismo ortodoxo, es la materia de la que el hombre está excluido
de su definición y estatuto. Todos
reconocemos que dentro del imaginario cultural, Neruda es un poeta y
coleccionista de fuste, basta conocer sus casas y colecciones de caracolas,
insectos, libros, etc. Neruda siempre fue un poeta que se dejó seducir por la
material. Por eso Sicard nos presenta sagazmente el texto de Neruda “sobre una
poesía sin pureza” texto que conforma uno de los cuatro prólogos de Caballo
verde para la poesía. Por cuestión de extensión se me hace imposible extractar
este magnífico texto donde Neruda, por así decirlo, nos presenta parte de su
cocina literaria, donde cuenta que los objetos deben ser observados
profundamente en ciertas horas del día y la noche y que de esa observación
detenida se desprende el contacto del hombre y de la tierra como lección para
el torturado poeta lírico. El autor certeramente dice que mediante el desgaste
de los objetos estos se humanizan y que el sujeto poético a la vez se objetiva:
gracias a eso sale de su cárcel individual para salir al encuentro de la
realidad. Sincard teje la poética de Neruda de los objetos de manera tan
natural, que da la sensación de que es casi inaudito no percatarse de su
contundente presencia.
Son varios los ensayos de El Mar y la Ceniza que sorprenden
por su rigurosidad y compromiso con la obra de Neruda. A medida que el libro
avanza podemos encontrar textos sencillos, que dejan un sabor grato en la
lectura como: Neruda y Europa, Neruda Andalucía, ambos de corte más biográfico.
Como también otros escritos de carácter imperdible, que invitan a pensar la
poesía del poeta de Parral en comunicación y diálogo con poetas excepcionales
como César Vallejo, Miguel Hernández, Walt Whitman.
El Mar y la Ceniza es un libro que logra formular una
difícil combinación entre escritura de ensayo (más académica) y una escritura
de autor (más alejada de la academia), sin abandonar en ningún momento la
exploración reflexiva, como única herramienta para aproximarse a un poeta del
que se ha dicho todo y que, sin embargo, aún no conocemos lo suficiente.
David Bustos |
David Bustos
(1972) Poeta y guionista. Ha integrado proyectos editoriales como: Ediciones
del Temple y la muestra 14/15 del Foro de Escritores. Obtuvo la beca de la
Fundación Pablo Neruda (2001). Ha publicado los libros de poesía Nadie lee del
otro Lado (Mosquito ediciones, 2001), Zen para Peatones (Ediciones del Temple,
2004), Peces de Colores (LOM ediciones, 2006) y Ejercicios de Enlace (Editorial
Cuarto Propio, 2007). Recibió el Premio Municipal de Poesía por su libro Peces
de Colores en 2007. También en 2010, por Alquimia Ediciones, Jardines
imaginarios
http://www.carcaj.cl/2012/03/la-planetaria-obra-de-neruda |