“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

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24/7/15

Adolfo Sánchez Vázquez, militancia de la Inteligencia

Foto: Adolfo Sánchez Vásquez
Fernando Buen Abad Domínguez   |   No somos pocos, por suerte, los endeudados para siempre con la obra [1] de Adolfo Sánchez Vázquez [2], militante de la inteligencia cuyo trabajo es indispensable contra “Un mundo injusto, abismalmente desigual; insolidario, competitivo y egoísta; un mundo en el que, por ejemplo, una potencia –los Estados Unidos– se burla del derecho internacional y recurre a la forma más extrema de la violencia contra los pueblos: la guerra preventiva, y a la más bárbara y repulsiva práctica contra los individuos inocentes: la tortura; un mundo en el que la dignidad personal se vuelve un valor de cambio y en que la política –contaminada por la corrupción, el doble lenguaje y el pragmatismo– se supedita a la economía”. Este endeudamiento voluntario con Sánchez Vázquez no se salda con fiebres apologéticas. Acaso lo que menos desearía el propio Sánchez Vázquez es pertenecer al santoral de las lisonjas ceremoniosas. Quienes lo vimos y leímos tenemos la responsabilidad, que debe tenerse ante el trabajo de todo revolucionario, de aprovechar y perfeccionar críticamente su obra como herramienta viva para la construcción de una alternativa al capitalismo -como el socialismo- cada minuto más urgente. Herramienta dialéctica para un trabajo que tiene la obligación histórica de fortalecer la inteligencia en la praxis revolucionaria, fortalecer la voluntad y la sensibilidad para que tal praxis revolucionaria sea un acto creador colectivo y enamorado. Ética, estética y praxis hacia el socialismo. 

18/3/14

Traiciones en los campos de la semántica | Proyecto Lenin 3.0

La ley del desarrollo de la producción de sentido                                                       Fernando Buen Abad Domínguez
 
En nombre de las luchas históricas de los pueblos (y de sus líderes) hemos visto traiciones de todo tipo, especialmente contra las ideas. Hay saqueadores semánticos seriales preparados para traicionarlo todo con bombas de falsa conciencia entre las que destacan: 1) discursos inflamados e inflamatorios carentes de sentido crítico y auto-crítico; 2) idolatrías estatuarias y 3) misticismos de ocasión para santificar lo que debería ser siempre telúrico y carnal. Todo con filantropía jet set. Tal como han hecho, por ejemplo, con el Ché y con muchos otros líderes y luchas revolucionarias.

La revolución socialista en el campo semántico ha de encarar principalmente a la ideología de la clase dominante que ha hecho metástasis en todo el tejido de las relaciones sociales. La encontramos hasta en la sopa. La vemos en nuestros gustos y creencias, está en la educación y en la cultura, en las “tradiciones” y en las imaginaciones. El capitalismo se ha infiltrado como plasma ideológico incluso en pensamiento de su sepulturero