
Como señala el historiador Eric Hobsbawm, “el ideal de la soberanía de mercado no es
un complemento de la democracia liberal, sino una alternativa a este sistema.
De hecho, es una alternativa a todo tipo de política”.
Efectivamente, la
incapacidad de la democracia liberal para cumplir sus objetivos en el marco de
la economía mundial explica el éxito de la doctrina neoliberal. Debido a este
sometimiento de la res publica al
mercado, de lo común a lo privado, el propio régimen representativo está en
proceso de ser deslegitimado. Nuestra capacidad para imaginar alternativas
parece tan obstruida como cerrado se presenta el futuro. Por tanto, el mercado
mundial parece haber devorado todo lo que es distinto a su funcionamiento. Lo Mismo se ha comido a lo Diferente. Ciertamente, la última vez que la izquierda europea llegó al
poder con un programa de cambio fue en 1981. Entonces, el que fuera el primer
presidente socialista de la V República, François Mitterrand, dio un aldabonazo
en un momento en el que la socialdemocracia entraba en una larga bancarrota
imaginativa.