Rupert Murdoch @ José Carlos Asenjo |
Especial para La Página |
¿Qué tienen en común el Primero de Mayo, Murdoch y el
asesinato de Milly Dowler con las elecciones presidenciales de 2012 en Estados
Unidos? Las elecciones de este año sin duda serán las más caras de la historia
del país; algunas proyecciones estiman que superarán los 5.000 millones de
dólares. Pero no solo aumentó el gasto: la naturaleza del mismo también se
incrementó luego del fallo de 2010 de la Corte Suprema de Estados Unidos en el
caso Citizens United, que permite el gasto ilimitado de empresas, sindicatos y
de los denominados súper PACs (o comités de acción política) en la campaña
electoral, todo bajo el lema de la “libertad de expresión”. Esta campaña
electoral se desarrollará en medio del resurgimiento del movimiento Occupy Wall
Street, que fue relanzado a nivel mundial el 1° de mayo, el mismo día en que el
Parlamento británico publicó un informe sobre el emporio mediático de Rupert
Murdoch, en el que se lo acusa de no ser “una
persona idónea para dirigir una gran empresa multinacional”. Ahora más que
nunca, la gente debería seguir el consejo de Garganta Profunda, la famosa
fuente del caso Watergate: “Sigue la
pista del dinero”.
La mayor parte del dinero de las elecciones va a parar a las
arcas de los canales de televisión, que emiten los anuncios de campaña. Según
Robert McChesney y John Nichols, de la revista Monthly Review, el gasto en
propaganda política en televisión se está disparando, tal es así que “teniendo
en cuenta la inflación, en la campaña electoral de 1972 se gastó menos del 3%
de lo que se gastará en publicidad política en televisión en la campaña de
2012”.