Albert Einstein ✆ Hanoch Piven |
Un auto cruza Estados Unidos de costa a costa. En él viajan
dos hombres y el cerebro de Einstein. El que maneja no importa; es sólo el
chofer en esta historia. El que va sentado a su lado se llama Thomas Harvey,
tiene ochenta años y fue el médico forense que hizo la autopsia de Einstein. Su
destino es Berkeley, California, el lugar donde vive Evelyn Einstein, la nieta
o quizá hija del gran científico (en los papeles figura como adoptada por Hans
Albert, el primogénito de Einstein, pero dice la leyenda que en realidad era la
hija de la vejez del genio). Evelyn es desprogramadora de sectas, pero Thomas
Harvey no lo sabe, ni le haría diferencia: lo único que le importa es decidir
qué hacer con el cerebro de Einstein. Lleva cuarenta y cinco años de celosa
custodia y sabe (no hace falta ser forense para notarlo) que no le queda mucho
más tiempo de residencia en la Tierra. Por eso ha aceptado el ofrecimiento del
joven periodista que maneja a su lado y se deja llevar en coche de un extremo
al otro de Estados Unidos, para decidir el destino de los dos tupperwares que
van en el baúl.