
Desde hace algunos años el capitalismo mundial atraviesa por
una crisis integral. Por razones de espacio, en este artículo solo hablaremos
de la crisis de sobreproducción, la de hegemonía y la ecológica.
La crisis de de
sobreproducción
En el año 2008, Estados Unidos fue el epicentro de una
crisis que se trasladó, con algunas excepciones y con mayor o menor intensidad,
al resto del mundo. Dicha crisis tenía como antecedente la sobreproducción
acumulada en los años 2000-2001, que le ocasionó a las empresas una pérdida
promedio de 4% en el año 2000 y de 6% en el 2001.[1]
La sobreproducción se debe a la concentración del ingreso y
la riqueza en una minoría de la población. “La parte superior del 1% de los estadounidenses
recibe casi una cuarta parte de la renta de la nación cada año. Si hablamos de
riqueza en vez de renta, el 1% de la población detenta el 40% (…) Hace
veinticinco años, las cifras correspondientes fueron del 12% y el 33% (…)
Mientras que el 1% ha visto cómo su ingreso aumenta en un 18% en la última
década, la clase media ha visto disminuir sus ingresos” [2].
Para enfrentar la sobreproducción, en los años 2003 y el
2004 la Reserva Federal estimuló el consumo mediante la reducción de la tasa de
interés hasta 1%. Mucha gente se endeudó para adquirir viviendas, incluyendo
personas con baja solvencia económica. A su vez, las invasiones a Afganistán e
Iraq elevaron el gasto público y ampliaron la demanda interna que necesitaban
las empresas para vender sus mercancías.