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Él
prometió esperanza y cambio, pero les dio
LA LISTA DE LA MUERTE
¡Ruegue para que no esté en ella!
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Margaret Kimberley
No queda claro desde cuándo se espera que los presidentes
estadounidenses aparezcan en la escena de cada desastre que tenga lugar en el
país. Tal vez George W. Bush es el
responsable de esta espantosa tendencia, luego de que fuera criticado por volar
sobre la devastación provocada por el huracán Katrina en la costa del Golfo de
México en el 2005. Si Bush hubiera
tenido un funcional sistema de respuesta a emergencias, y si hubiera rescatado
víctimas atrapadas por el huracán, a nadie le hubiera importado que volara
sobre la zona sin aterrizar. Pero la
lección equivocada fue aprendida.
Barack Obama no se arriesga.
Aparece en cada desastre. No hay
tornado que toque tierra, inundación que suba, ni incendio forestal que se
extienda sin que el presidente y su equipo fabrique una aparición de fotografía
mediática con desafortunados ciudadanos emocionados de ver al presidente a
pesar del hecho de que hayan sobrevivido algún tipo de calamidad.
Ni siquiera desastres creados por el hombre se salvan de la
aniquilación presidencial. Cuando un
hombre del Estado de Colorado disparó sobre más de 70 personas en un cine, la
exageración mediática se lanzó a alta velocidad, y el presidente que preside
sobre su propia “lista de la muerte”
(Lista de asesinatos extrajudiciales realizados por EEUU en su “guerra contra
el terrorismo” N. del T.) fue primera
plana de los diarios mientras desparramaba montones de simpatías.