El escritor Pablo Ramos escribió en un ensayo: “Creo en algo y muchas veces vivo de manera
contraria a lo que creo. Sufro por eso. Culpa, vergüenza, y, a veces, la
soledad y el juicio de los otros. Sin embargo soy tan cristiano que me expongo,
una y otra vez. Porque La Cruz es, a mi entender, la puerta de la
misericordia.”
A los pocos días de leer esta frase vi “La Ricotta”, el
cortometraje de Pier Paolo Pasolini y se me ocurrió algo sobre el artista
cristiano en su dimensión espiritual. Aquella culpa de la que habla Ramos y que
también está presente en los cuentos del escritor norteamericano Raymond
Carver, puede ser también un motor narrativo potentísimo. No es solo la culpa
lo que arrastra a narrar muchas veces. Sino la necesidad del perdón y la
necesidad de buscar la redención en la exposición del espíritu desnudo.
Creo que en Pasolini esta idea era muy fuerte. “La Ricotta”
es la muestra de que Pasolini como artista cristiano está en la búsqueda de la
redención y que esa redención se adquiere en la exposición del artista. La
crítica que el cortometraje ejerce al sistema de representación de la industria
cinematográfica, es también una corrección espiritual. Como si la tarea del
artista que esta dispuesto a entregar su