Al analizar el ajuste del precio de la gasolina solo desde
la perspectiva económica y fiscal, se pierde la oportunidad de visualizarlo
como un instrumento de política pública, para transformar el actual modelo de
transporte individualista, despilfarrador, contaminante e injusto, propio del
capitalismo rentístico venezolano.
Según el INE (2011), el parque automotor está constituido
por 3.625.000 vehículos particulares (74.19%) mientras el transporte colectivo
tiene 49.000 unidades (0.01%) y el de alquiler 348.000 (6.92%). Así, los
principales beneficiarios del subsidio de la gasolina son una minoría
frente a la mayoría de venezolanos que no posee vehículo, que deben lidiar
todos los días con un transporte público insuficiente, de mala calidad e
inseguro Al aplicarse de manera indiscriminada dicho subsidio ($12.5000
millones), no se ha favorecido directamente a la gente de “a pie”, porque
éste no influye ni en el precio ni en la calidad del
transporte público.