►El fraude cambiario
continúa, ahora a través de CENCOEX
En su libro “Corrupción vs Revolución”, José Manuel Hermoso define acertadamente la corrupción como una forma de privatización. En el caso venezolano, esta adquiere la forma de apropiación delincuencial de la renta petrolera, que debería utilizarse para atender las necesidades de salud, educación, alimentación, hábitat y en el desarrollo socioproductivo del país. Su impacto también se refleja en las deficiencias de los productos y servicios gestionados a través de las contrataciones públicas. Tiene un alto “costo” que algunos estiman entre 15% y 30%, que es trasladado a los usuarios y al Estado, aumentando el precio y bajando la calidad de los bienes de consumo, elevando el gasto público y afectando negativamente la durabilidad y calidad de las obras públicas.