Esteban Valenti
La situación del país ha cambiado tanto y es tan diferente a
la de otros países que afrontan terribles crisis, que pronunciar el vocablo
crisis cuesta cada día más. Un auto lucía una desgastada calcomanía: Crisis
¿Qué crisis?
Los uruguayos no queremos ni oír hablar de crisis. ¡Fuera
bicho! Pero hace 10 años estábamos con la crisis hasta el cuello y si no
queremos tenerla en las puertas, entre los duermevelas de muchos desocupados,
fundidos, desesperados, marginados y expulsados del país, hay que pensar, preguntarse
y buscar respuestas. No hay nada de magia, ni de buena o mala suerte.
Fue y es la política. Si, esa palabra tan desvalorizada pero
que en definitiva es la que ocupa un lugar tan importante en nuestras vidas, en
la de nuestros hijos, parientes, vecinos, amigos, compañeros. En la anterior nota sobre la herencia maldita, esa que nos
dejaron los fracasos acumulados de los dos gobiernos colorados, uno blanco y
uno bicolor formulamos una serie de preguntas.
Recordemos para comenzar las grandes cifras. La crisis
determinó que nuestro PBI fuera de menos de menos de 20.000 millones de
dólares, actualmente supera generosamente los 50.000 millones de dólares. Las
reservas tocaron el piso de 777 millones de dólares, la desocupación superó el
17%, la pobreza el 34% y la indigencia era del 5%, los menores de 18 años que
vivían en la pobreza superaban el 60%, la deuda pública alcanzó el 107% del PBI
(75% de la deuda neta), la segunda más abultada del planeta. Exportábamos poco
más de 2 mil millones de dólares anuales.
Hoy eso parece una pesadilla, porque el PBI creció desde el
2005 ininterrumpidamente hasta superar los 50 mil millones de dólares, en el
2004 era de 6.500 dólares per cápita y hoy es de 15 mil dólares...(aún con la
diferencia de valor de dólar es un abismo), las reservas actuales son de 12.600
millones de dólares, la desocupación es del orden del 6%, la pobreza del 14% y
la indigencia de 0.6%, el endeudamiento público neto representa el 24% de
nuestro PBI (recordemos era del 75%...) Exportamos más de 12.000 millones de
dólares anuales. Esta semana la calificadora Moody’s fue la segunda que nos dio
el grado inversor y además con perspectiva positiva. Un salto de dos escalones.