El Che vivió físicamente muy poco tiempo, tan solo 39 años, pero
fueron suficientes para dejar una estela inmortal en la historia y convertirse en todo un gigante de
cualidades, principios revolucionarios y verdadero paladín en la lucha por un
mundo mejor para todos.
Desde niño Ernesto Guevara de la Serna, llevaba en su
corazón las ansias de libertad, se hizo médico pensando que así podía ser más
útil a los que siempre quiso: a los humildes, por ellos luchó hasta su muerte y
nació un héroe devenido en símbolo universal por sus principios ideológicos,
constante defensa y solidaridad por los pobres en cualquier parte del mundo.
Al recordarlo en el 45 aniversario de su asesinato, se
ratifica que hombres como el Che, no mueren, la historia los inmortaliza como
paradigmas para las presentes y futuras generaciones de cubanos,
latinoamericanos y africanos.
Por eso siempre está presente entre nosotros, entre los
pioneros y jóvenes que quieren ser como él, por su vislumbrante y rica
trayectoria llena de sacrificio, consagración al estudio, deber revolucionario,
lucha antiimperialista y amor al internacionalismo proletario. De la Sierra
Maestra, surgió como soldado y comandante indomable, alto jefe guerrillero y
uno de los principales dirigentes cubanos al triunfar la Revolución, así entró
en la historia latinoamericana el más legendario de los guerrilleros, para él
solo punto de partida para nuevas misiones en la libertad de los humildes en
cualquier parte del mundo