Especial para La Página |
Preguntar filosóficamente implica emprender una reflexión,
volver hacia lo pensado, repensar lo pensado. Es más un repreguntar insidioso,
molesto, quisquilloso. Que implica también, ir más allá de lo pensado,
cuestionar, interpelar, preguntar-se sobre la posibilidad del pensar, sobre las
condiciones que hacen posible el pensar, sobre el suelo en el cual el pensar se
asienta. En este sentido, resulta fundamental discutir las
condiciones del pensar y su relación con el contexto en el que ese pensar se
hace posible, ese suelo donde surge condicionado un pensamiento, una pregunta,
el problema y su solución. Pero también, es un preguntar no ensimismado que se
abre y en esa apertura busca al otro en su pensar, en su propia praxis.