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Vista panorámica de la bella ciudad de Odesa, Ucrania, sobre las costas del mar Negro |
Daniel Goldman
Como es costumbre, los judíos insistimos en que todas las
palabras, sean en el idioma que sean, provienen del idish o del hebreo. Y no
hay vocablo más judío que Odessa. Odessa parece dicho en un idioma semita. Y
fue así que las primeras siete familias que se establecieron en esa ciudad,
hacia finales del siglo XVIII, decían que Odessa infaliblemente proviene del
hebreo y significa “todavía me elevaré” (od -esá).
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Lea más abajo una nota sobre las escaleras de Odesa |
Esta ciudad vigorosa, con mezcla arquitectónica rusa,
holandesa, irlandesa y hasta con callejuelas de estilo español, fue uno de los
grandes centros judíos de la Europa oriental. Reconocida en un inicio como un
páramo donde los judíos no irían a ser perseguidos como en otros lugares, esta
ciudad fue cuna de ciertas libertades, hasta llegar a ser uno de los pocos
espacios donde la sometida comunidad pudo tener los mismos derechos que el
resto de la ciudadanía. Es difícil imaginar hoy día el número de restricciones
y regulaciones que fueron impuestas a cada judío durante el imperio ruso. Pero,
sin embargo, la bella Odessa les concedió el privilegio de sentirse libres.
Cuentan las crónicas antiguas que morar allí era como “percibir el cielo en la
Tierra”.