Luis Britto García
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Especial para La Página |
La Historia, decía James Joyce, es una pesadilla de la cual
trato de despertarme. Férreo y tenaz fue el sueño angustioso de nuestra
Historia Contemporánea. Desde 1958 nuestra cotidianidad consistió en
manifestaciones abaleadas, periódicos confiscados, censura directa o indirecta
de los medios, prohibición de piezas teatrales, exposiciones y películas,
violaciones de domicilio, partidos ilegalizados, elecciones donde acta mataba
voto, suspensiones de garantías de más de tres años consecutivos, allanamientos,
torturados, enterrados vivos, desaparecidos, exiliados, universidades ocupadas
militarmente y privadas de autonomía, Teatros de Operaciones donde no entraban
ni Constitución ni tribunales,
aplicación de bárbaras leyes de Vagos y Maleantes que permitían condenar mediante simple oficio a varios años de
trabajos forzados a quienes carecían de profesión