Ludovico Silva |
Óscar Olmedo Llanos | Hoy,
muchos confunden la crítica teórica-ideológica con la disputa por espacios de
poder. El llamado socialismo del s. XXI está caracterizado por una
des-ideologización y ausencia de crítica teórica, por no contar precisamente
con una teoría crítica. Por eso se inclina cómodamente a un tipo de disputa
interna caracterizada por objetivos estrictamente partidario-mercantiles en el
que todo es posible para posesionarse dentro su partido. En el mejor de los
casos, cuando discuten determinados ítems de su programa de gobierno, los
llaman seriamente discusiones “de fondo”, confundiendo explícitamente el
sustento ideológico con la praxis cotidiana del aparato del poder.
Diferente fue la postura adquirida por el anterior
socialismo que inundaba las librerías con sus libros creativos, críticos, y en
muchos casos con aportes necesarios a su teoría. Un caso del marxismo latinoamericano que tuvo un icono
durante la década de los 70’ en Venezuela, fue el de Ludovico Silva, filósofo de palabra clara y de efectos destructivos sobre aquellos marxistas ortodoxos
de aquellos años.