La hegemonía mundial en el siglo XXI depende de cómo se vaya a superar la crisis económica en curso; pero también de la guerra de baja intensidad que la OTAN está desarrollando contra los pueblos de Oriente Medio y norte de África desde hace décadas.
La revolución en Egipto no ha hecho más que
comenzar. Y si algo demuestra que la cosa va en serio es la violencia del golpe
militar contra la democracia recién estrenada. Después de derrocar a Mubarak,
el gobierno timorato y conservador de Mursi, sostenido por los Hermanos
Musulmanes, estaba perdiendo rápidamente el apoyo de la población egipcia que
aspira a un orden social más justo.