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Tommie “Jet” Smith, John Carlos y el tercero de la foto: Peter Norman |
“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell
16/10/15
La pequeña historia de Tommie “Jet” Smith, John Carlos y el tercero de la foto: Peter Norman
15/10/15
Bertolt Brecht & György Lukács: comunistas ejemplares
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Bertold Bretch ✆ David Levine |
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György Lukács ✆ David Levine |
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Bertolt Brecht,
György Lukács
12/10/15
El pueblo es sabio y paciente

La reflexión autocrítica es vital, porque no es suficiente
dar por sentado teóricamente el carácter anticolonial, antiimperialista,
anticapitalista y ecosocialista de la revolución, ya que es con la reflexión
permanente sobre la praxis, como se irá desbrozando el camino de la
transición hacia una sociedad emancipada en la que impere la justicia, la
paz y “un modo sustancialmente
democrático de control social y autogestión general” como dice
Mészáros. Sin ese ejercicio, no hay garantía de que se mantenga la
direccionalidad estratégica en medio del asedio sin tregua del imperialismo y
sus lacayos, en su intento por apoderarse de la mayor reserva petrolera del
mundo.
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11/10/15
Walter Benjamin & Leon Trotsky: ‘Sobre una relación de afinidad electiva’
Enzo Traverso | Hace 50 años, a algunas semanas de distancia
el uno del otro, dos figuras centrales de la cultura y del pensamiento
marxistas de este siglo encontraron la muerte *[1]: León Trotsky y Walter
Benjamin. El primero, exiliado en México, fue asesinado con un piolet por un
agente estalinista; el segundo se suicidó en Port-Bou, en la frontera española,
por temor a ser entregado a los nazis quienes acababan de ocupar Francia, la
tierra en que vivió desde su exilio después de 1933. No hay ningún azar en este
doble aniversario. Víctimas respectivamente del estalinismo y del fascismo,
Trotsky y Benjamin encarnan –en planos diferentes– la lucha por la utopía
comunista en medio de un mundo que marcha hacia la catástrofe; es por ello que
sus muertes se nos presentan cargadas de un fuerte valor simbólico.
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10/10/15
‘Blackmail’ y otras viejas películas de Alfred Hitchcock
►
“Un
clásico nunca agota lo que tiene que decir(nos)” – Ítalo Calvino
J.R. Concepción Llanes | Cuando Hitchcock era simplemente Alfred, se ganaba la vida como rotulador de la productora Famous Players Lasky. El pequeño mofletudo de 21 años, soñaba con mujeres rubias que le obedecían a sus caprichos, pero su físico era un obstáculo para sus deseos. Una barrera que llegó a ser de 1,70 metros de alto y casi 300 libras de peso. Por entonces, descubrió que quería ser director de cine. El mejor de todos. No existía otra meta para el futuro genio británico, para quien sería Sir Alfred Joseph Hitchcock. En 56 títulos, dirigió a tantas rubias como quiso y se consagró como el rey del suspense.

J.R. Concepción Llanes | Cuando Hitchcock era simplemente Alfred, se ganaba la vida como rotulador de la productora Famous Players Lasky. El pequeño mofletudo de 21 años, soñaba con mujeres rubias que le obedecían a sus caprichos, pero su físico era un obstáculo para sus deseos. Una barrera que llegó a ser de 1,70 metros de alto y casi 300 libras de peso. Por entonces, descubrió que quería ser director de cine. El mejor de todos. No existía otra meta para el futuro genio británico, para quien sería Sir Alfred Joseph Hitchcock. En 56 títulos, dirigió a tantas rubias como quiso y se consagró como el rey del suspense.
Es difícil encontrar a otro maestro del séptimo arte tan
prolífero y exquisito como Hitchcock. Mantuvo sus filmes en la cima durante
seis décadas. Mientras otros no pudieron transitar del cine mudo al sonoro o
trasladar el éxito alcanzado en su país natal a Hollywood, el londinense fue
considerado un maestro en Inglaterra y Estados Unidos, y produjo a ritmo de un
título por año en Norteamérica. Complació tanto al público como a la crítica e
incluyó el sonido para aumentar aún más los momentos de tensión y ansiedad, que
tanto se jactaba de lograr.
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Roberto Rossellini bautiza el realismo
Álvaro del Amo | [En] Madrid se vuelven a programar breves
ciclos retrospectivos con copias nuevas y restauradas, dedicados a directores
que merecen el calificativo de clásicos. El reciente protagonizado por el
realizador italiano Roberto Rossellini (1906-1977), uno de los nombres clave de
la historia del cine, ofrece al cinéfilo el regalo de una nueva visita al viejo
y admirado pariente, con la satisfacción suplementaria de prescindir, al menos
en esta ocasión, del siempre un poco turbio adjetivo. Porque si el cinéfilo
admite reconocerse en un epíteto, por otra parte pasado de moda, con la mínima
valentía de quien declara su alejamiento respecto a la deriva actual de lo que
se llamó el séptimo arte, tampoco puede ocultar un cierto alivio cuando siente
que no será tan reaccionario cuando la revisión del pasado resulta tan actual.
Los espectadores que acudieron a los Verdi a ver, o volver a ver, Roma, cittá aperta; Paisà; Stromboli;
Europa 51 o Francesco, giullare di
Dio es muy probable que no compartieran la impresión de encontrarse
visitando un museo o rindiendo tributo a una estética pretérita. Lo que las
imágenes –remozadas por las avanzadas técnicas quirúrgicas aplicadas al
celuloide– comunicaban nada tenía que ver con la arqueología. Aquello vivía con
la inmediatez del presente, con la contundencia de una actualidad que la propia
actualidad niega a menudo, descuidada a la hora de preocuparse por su
representación. La recuperación de las películas del director romano, tan
lozanas y percutientes como si acabaran de nacer, liberaban al cinéfilo de su
condición de reaccionario, pues si el ayer resucita en el hoy no se celebra la
efemérides de un muerto, sino el gozo de que el anciano siga pareciendo un
jovenzuelo a su edad provecta.
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Roberto Rossellini
5/10/15
Alvar Aalto / Arquitectura orgánica, síntesis y armonía
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Alvar Aalto ✆ Rufus & Jason |
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Higinio Polo
4/10/15
Kim Soohaeng, patriarca de la economía marxista en Corea del Sur
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Foto: Kim Soohaeng |

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Kim Soohaeng
28/9/15
Teoría económica y políticas económicas

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►Português |
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Economía Política,
Política
26/9/15
Walter Benjamin: crítica de la cultura política
► En la
ciudad fronteriza de Portbou –una parada en su precario camino escapando del
nazismo–, creyéndose cercado y ante la posibilidad de ser deportado a Alemania,
donde un marxista y judío como él no podía esperar sino un cruel destino,
Walter Benjamin decide suicidarse hace hoy 75 años. Sus aportes a la crítica de
la cultura no han dejado desde entonces de ser tan productivos como polémicos.
Ariane Díaz | Benjamin fue parte de una generación de
intelectuales alemanes que además de atravesar dos guerras mundiales, fue
testigo en pocos años de una efímera república de Weimar carcomida por la
crisis económica, tres intentos revolucionarios fallidos y, finalmente el
ascenso del nazismo. Se acerca al marxismo en la década de 1920, ya cerca de
sus 30 años, impactado por la lectura de Historia y conciencia de clase, de
Lukács, y por su relación con la comunista rusa Asja Lacis, que lo pondrá en
contacto con algunas de las experiencias artísticas de la URSS. Aunque su larga
amistad con Gershom Scholem –teólogo del judaísmo–, y con Bertolt Brecht
–famoso dramaturgo vanguardista–, marcarán también su obra con improntas
particulares y en muchos casos contradictorias, su trabajo filosófico y crítico
tendrá una estrecha relación con los desarrollos de miembros prominentes de la
Escuela de Frankfurt, como Theodor Adorno y Max Horkheimer; por ello se lo
suele considerar miembro de dicho Instituto, aunque estrictamente no lo fuera.
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Walter Benjamin ✆ Arton |
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Crónica,
Política,
Walter Benjamin
25/9/15
Los dibujos de Victor Hugo
► “Para pintar una batalla, se necesita uno de
esos pintores poderosos que tenga algo del caos en el pincel” – Victor Hugo
Alberto Ruiz de Samaniego | En Victor Hugo, la meditación es siempre líquida. Situado en la estela de Nerval, el ensueño en él no hace más que derramarse como fluido eruptivo sobre la vida cierta o visible. “Bajo algunos soplos violentos del interior del alma”, escribe Hugo, “el pensamiento se convulsiona, se eleva, y de él sale algo parecido al rugido sordo de la ola” (El hombre que ríe, IV, 1). Océano o caos, las salvajes oscilaciones de la naturaleza aparecen aquí como estados de la mayor profundidad de la conciencia, en esa suerte de analogía universal que caracterizó el concepto romántico de la poesía, ya desde los alemanes[1]. Por eso la contemplación, la observación de un paisaje, por ejemplo, deviene siempre abandono o hundimiento en una insondable condición interior del hombre, que, por supuesto, ya no le pertenece.
Hay siempre algo inhumano en los dibujos
de Hugo. O a-humano: es la fuerza del universo, el arrastre de los elementos,
la plenitud de una multiforme presencia cósmica que se hace visible en una
correspondencia espiritual tan sombría como inhóspita. Imagen-turbulencia,
abertura temible que fascina y espanta entre el afuera del hombre y su alma
pre-consciente; expresión de una fuerza vital, con toda su potencia y aspereza,
que sobrepasa en mucho cualquier medida humana[2].
Pues “la geometría engaña: sólo el huracán es verdadero” (Los miserables II, I, 5).
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Victor Hugo ✆ Gilbert Stuart |
Alberto Ruiz de Samaniego | En Victor Hugo, la meditación es siempre líquida. Situado en la estela de Nerval, el ensueño en él no hace más que derramarse como fluido eruptivo sobre la vida cierta o visible. “Bajo algunos soplos violentos del interior del alma”, escribe Hugo, “el pensamiento se convulsiona, se eleva, y de él sale algo parecido al rugido sordo de la ola” (El hombre que ríe, IV, 1). Océano o caos, las salvajes oscilaciones de la naturaleza aparecen aquí como estados de la mayor profundidad de la conciencia, en esa suerte de analogía universal que caracterizó el concepto romántico de la poesía, ya desde los alemanes[1]. Por eso la contemplación, la observación de un paisaje, por ejemplo, deviene siempre abandono o hundimiento en una insondable condición interior del hombre, que, por supuesto, ya no le pertenece.

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Pintura,
Victor Hugo
24/9/15
Marxismo–leninismo–maoísmo–godardismo: 'La Chinoise'
► Una
reflexión sobre ‘La Chinoise’, film de Jean-Luc Godard de 1967. Debates,
polémicas y una renovación radical en la forma del lenguaje cinematográfico
Luciano Ariel Bazán | Jean Luc Godard estrenaba “su china” hace 48 años. Problemática, ciertamente, la controvertida figura del complicado cineasta francés de difíciles películas. Casi como una necesidad, las legiones de los testigos de su obra se dividen entre los absolutos detractores para quienes sus films son en su mayoría groseramente incomprensibles, pedantes, insustanciales y con recursos más bien mediocres para disfrazar esa trivialidad, intelectualoides que logran sólo apagar la atención, absurdos que no causan gracia, un ticket de segunda clase para asquearte del cine francés y uno de primera para una buena siesta. Y por otro lado los adoradores absolutos, los que no usan su nombre en vano y lo llaman God-Art, las que dicen que, como con Hákim El Velado, algunos no están en condiciones de apreciarlo; en dos palabras, los Alain Bergala para quienes al séptimo arte de Godard no todos tienen el derecho de criticarlo.

Luciano Ariel Bazán | Jean Luc Godard estrenaba “su china” hace 48 años. Problemática, ciertamente, la controvertida figura del complicado cineasta francés de difíciles películas. Casi como una necesidad, las legiones de los testigos de su obra se dividen entre los absolutos detractores para quienes sus films son en su mayoría groseramente incomprensibles, pedantes, insustanciales y con recursos más bien mediocres para disfrazar esa trivialidad, intelectualoides que logran sólo apagar la atención, absurdos que no causan gracia, un ticket de segunda clase para asquearte del cine francés y uno de primera para una buena siesta. Y por otro lado los adoradores absolutos, los que no usan su nombre en vano y lo llaman God-Art, las que dicen que, como con Hákim El Velado, algunos no están en condiciones de apreciarlo; en dos palabras, los Alain Bergala para quienes al séptimo arte de Godard no todos tienen el derecho de criticarlo.
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