“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

16/12/12

¿Existe la esquizofrenia? / El psicoanálisis lacaniano no tiene suficientemente en cuenta los condicionamientos sociales

Luis Roca Jusmet

Especial para La Página
Acabo de leer el libro Modelos de locura (publicado por Herder el año 2006). El libro es reciente, ya que fue escrito el año 2004 por un grupo de psicólogos y psiquiatras que forman parte de un grupo crítico muy activo en el mundo anglosajón. Lo coordinan John Read, Loren M. Mosher, Richard P. Bentall.

Luis Roca Jusmet
Este es un libro paradójico. Lo es porque cuestiona por una parte la existencia de la esquizofrenia y por otra plantea un tratamiento alternativo de las causas y de los tratamientos. Algo falla y lo que falla es justamente saber de que estamos hablando.
Los autores realizan una crítica saludable de la psiquiatria convencional, de su deriva pseudocientífica hacia el biologista y de la rentabilidad que ello supone para las multinacionales farmacéuticas. Plantea que las causas de la llamada esquizofrenia son en gran medida psicosociales. 

La evidencia de que un porcentaje muy alto de los esquizofrénicos forma parte de sectores especialmente castigados por la sociedad ( los pobres, hablando claro) o de grupos oprimidos y muchas veces víctimas de la violencia ( mujeres, minorías étnicas y raciales)lo pone de manifiesto. También lo hace la constatación de que el ambiente familiar adverso es un condicionante. Los abusos sexuales, maltratos continuados, la falta de comunicación con los padres, el desprecio o las conductas asfixiantes de estos están presentes en un nivel significativamente alto de los diagnosticados como esquizofrénicos. Al mismo tiempo los estudios que aparecen en el libro ponen de manifiesto el fracaso de los experimentos o las estadísticas que quieren encontrar el "gen" de la esquizofrenia. Ni se constata el elemento genético (sea anatómico, como el supuesto tamaño del cerebro) o fisiológico ( las alteraciones en los neurotransmisores). En cierta forma algunas alteraciones pueden considerarse efectos iatrogénicos de la medicación antipiscótica. Medicación que es, por cierto, uno de los grandes negocios de las multinacionales farmacéuticas. Hay al mismo tiempo una defensa del tratamiento terapéutico de los llamados esquizofrénicos, tanto el psicoanalítico como el cognitivista.

Todas estas cuestiones están bien planteadas y son necesarias pero falta un hilo conductor necesario. Este hilo es precisamente saber de que estamos hablando. Consideremos que la esquizofrenia es, como plantea el libro, un concepto caduco. Cuestionemos las supuestas causas y los supuestos tratamientos. Pero lo que está claro es que hay una realidad, que es la de las personas que han perdido el principio de realidad y que no pueden diferenciar lo real de lo imaginario, lo que proyectan de lo que experimentan. Que padecen alucinaciones y delirios. Estan personas deben entenderse bajo algún concepto y si el de esquizofrenia no vale hay que buscar otro. La locura, recordemos, es un concepto bastante universal para referirse a este tipo de personas. En general se han considerado poseídos, a veces se les ha dado un lugar y otras veces se les ha reprimido. Aunque no los tratemos bajo un modelo médico de enfermedad mental, entendiendo por tal un trastorno con causas físicas, hay que abordarlo de alguna manera. El psicoanálisis (sobre todo el lacaniano) y el cognitivismo-conductismo, que el libro presenta en un mismo paquete, son opciones radicalmente contrapuestas, como ha puesto de manifiesto, por ejemplo, Ian Parker, un potente psicólogo crítico inglés. El libro presenta escritos de algún psicoanalista, uno kleiniano y otro más convencional, pero no se abre al psicoanálisis lacaniano, que me parece, como a Parker, el más interesante. Por una parte porque presenta la psicosis como una estructura clínica de causas psíquicas y por otro porque trata al psicótico en su singularidad, como un sujeto. Ahora bien, hay que reconocer que quizás este psicoanálisis lacaniano no tienen suficientemente en cuenta (aunque no sea el caso de Ian Parker) son los condicionamientos sociales.