Especial
para La Página
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Acabo de leer el libro Modelos de locura (publicado
por Herder el año 2006). El libro es reciente, ya que fue escrito el año 2004
por un grupo de psicólogos y psiquiatras que forman parte de un grupo crítico
muy activo en el mundo anglosajón. Lo coordinan John Read, Loren M. Mosher, Richard P. Bentall.
Luis Roca Jusmet |
Este es un libro paradójico. Lo es porque cuestiona por una
parte la existencia de la esquizofrenia y por otra plantea un tratamiento
alternativo de las causas y de los tratamientos. Algo falla y lo que falla es
justamente saber de que estamos hablando.
Los autores realizan una crítica saludable de la psiquiatria convencional, de su deriva pseudocientífica hacia el biologista y de la rentabilidad que ello supone para las multinacionales farmacéuticas. Plantea que las causas de la llamada esquizofrenia son en gran medida psicosociales.
Los autores realizan una crítica saludable de la psiquiatria convencional, de su deriva pseudocientífica hacia el biologista y de la rentabilidad que ello supone para las multinacionales farmacéuticas. Plantea que las causas de la llamada esquizofrenia son en gran medida psicosociales.
La evidencia de que un porcentaje muy alto de los
esquizofrénicos forma parte de sectores especialmente castigados por la
sociedad ( los pobres, hablando claro) o de grupos oprimidos y muchas veces
víctimas de la violencia ( mujeres, minorías étnicas y raciales)lo pone de
manifiesto. También lo hace la constatación de que el ambiente familiar adverso
es un condicionante. Los abusos sexuales, maltratos continuados, la falta de
comunicación con los padres, el desprecio o las conductas asfixiantes de estos
están presentes en un nivel significativamente alto de los diagnosticados como
esquizofrénicos. Al mismo tiempo los estudios que aparecen en el libro ponen de
manifiesto el fracaso de los experimentos o las estadísticas que quieren
encontrar el "gen" de la esquizofrenia. Ni se constata el elemento
genético (sea anatómico, como el supuesto tamaño del cerebro) o fisiológico (
las alteraciones en los neurotransmisores). En cierta forma algunas
alteraciones pueden considerarse efectos iatrogénicos de la medicación
antipiscótica. Medicación que es, por cierto, uno de los grandes negocios de
las multinacionales farmacéuticas. Hay al mismo tiempo una defensa del
tratamiento terapéutico de los llamados esquizofrénicos, tanto el psicoanalítico
como el cognitivista.
Todas estas cuestiones están bien planteadas y son
necesarias pero falta un hilo conductor necesario. Este hilo es precisamente
saber de que estamos hablando. Consideremos que la esquizofrenia es, como
plantea el libro, un concepto caduco. Cuestionemos las supuestas causas y los
supuestos tratamientos. Pero lo que está claro es que hay una realidad, que es
la de las personas que han perdido el principio de realidad y que no pueden
diferenciar lo real de lo imaginario, lo que proyectan de lo que experimentan.
Que padecen alucinaciones y delirios. Estan personas deben entenderse bajo
algún concepto y si el de esquizofrenia no vale hay que buscar otro. La locura,
recordemos, es un concepto bastante universal para referirse a este tipo de
personas. En general se han considerado poseídos, a veces se les ha dado un
lugar y otras veces se les ha reprimido. Aunque no los tratemos bajo un modelo
médico de enfermedad mental, entendiendo por tal un trastorno con causas
físicas, hay que abordarlo de alguna manera. El psicoanálisis (sobre todo el
lacaniano) y el cognitivismo-conductismo, que el libro presenta en un mismo
paquete, son opciones radicalmente contrapuestas, como ha puesto de manifiesto,
por ejemplo, Ian Parker, un potente psicólogo crítico inglés. El libro presenta
escritos de algún psicoanalista, uno kleiniano y otro más convencional, pero no
se abre al psicoanálisis lacaniano, que me parece, como a Parker, el más
interesante. Por una parte porque presenta la psicosis como una estructura
clínica de causas psíquicas y por otro porque trata al psicótico en su
singularidad, como un sujeto. Ahora bien, hay que reconocer que quizás este
psicoanálisis lacaniano no tienen suficientemente en cuenta (aunque no sea el
caso de Ian Parker) son los condicionamientos sociales.