“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

20/1/15

El factor Laclau en la nueva izquierda española

Foto: Ernesto Laclau
Jorge Alemán
La última vez que compartí unos días con Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, poco antes de su inesperada muerte en Sevilla, ya comenzábamos –y yo lo intentaba con un interés especial– a pensar en Podemos como una encrucijada diferente en la realidad política europea. Una de las diferencias más decisivas en la experiencia política de Podemos era precisamente el “factor Laclau”. Recuerdo aún aquellos días de Huelva, y las primeras aproximaciones teóricas que yo intentaba exponer frente a ellos y la habitual distancia irónica de Ernesto y el claro interés de Chantal Mouffe por los detalles más precisos y mejor definidos del asunto... Podemos. Este “asunto”, entre otras novedades, participaba de una singularidad que exigía su propia indagación, tal como yo ya había podido sugerirlo en el programa 6, 7, 8 de la televisión argentina.

A saber, Podemos era una construcción política que encontraba su especial inteligibilidad si se tenía como referencia teórica la obra de Ernesto, en particular su gran desenlace: La Razón Populista. Por supuesto no se trataba, como le gusta plantearlo a la derecha argentina en términos de “asesoramiento” de “intelectuales K”, era una cuestión mucho más verdadera y real, la propia realidad en el proceso de construcción de la experiencia Podemos reclamaba la lectura del texto de Laclau, porque sólo a partir de ella ciertos elementos constitutivos de la misma encontraban su explicación estructural.

Liberticidio | La mejor respuesta al terrorismo, es ampliar las libertades en todo el mundo

Ricardo Sánchez Ángel
El acto terrorista en París Del pasado 7 de enero, es un crimen contra el arte de la caricatura, del dibujo y la imaginación satírica. Esa broma superior del humor gráfico quiere ser silenciado con la muerte cruel, con el horror cobarde de un asesinato.  Honor, respeto, admiración a los caídos en el desempeño de su profesión de periodistas, que ejercieron la libertad de criterio y creación hasta el riesgo vital máximo. No se dejaron intimidar por las amenazas y atentados, por el enorme chantaje contra sus conciencias.

El gesto de estos periodistas artistas de mantener vivo su semanario Charlie Hebdo es un ejemplo a todos los periodistas y personas que ejercemos la libertad con desafío y creación. El que el humor satírico, el ridículo gráfico sea considerado una ofensa, muestra el grado de prejuicios, fanatismo y crueldad en que vivimos.