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Henri Beyle / Stendhal |
Cada libro encuentra su título
Juan Forn
Había una vez un escritor francés que logró volverse
italiano. Así quería Stendhal que lo recordaran, aunque muy en privado
confesara que cuando necesitaba decirse algo importante a sí mismo se lo decía
en inglés, porque hay que ser conciso para las cosas importantes. Stendhal se
sabía gozosamente bocón, en una época y un lugar en que no era aconsejable ser
bocón. De ahí que firmara sus libros con seudónimo: en la vida real era Henri
Beyle, vicecónsul del gobierno monárquico francés en Civitavecchia, un puesto
de pacotilla, la única manera que se le ocurrió a un bonapartista como él para
mantenerse fuera de Francia, en los dos sentidos de la palabra mantenerse. En
Italia la pasaba bomba, a su modo: todas las mujeres hermosas de su época le
partieron el corazón, pero no se privó de los favores de ninguna. El las
lloraba gozosamente y después escribía sobre ellas. Dije que Stendhal se sabía
bocón; así fue cómo descubrió que la única manera en que alguien como él podía
ser conciso era siendo digresivo: pasando de un tema a otro, para evitar decir
de más y poder seguir escribiendo. Por eso, según él, había que escribir con el
Código Civil siempre sobre la mesa, bien a mano, para recordarse ser concisos
como un artículo de dicho mamotreto, y así cambiar de tema también.