Hay dos videos con música para laud... |
... y tres audios con el mismo instrumento |
El laúd fijó su forma clásica en torno al año 1500. Tiene
una tapa plana de abeto y un fondo en forma de pera, profundo y muy ligero,
formado por estrechos gajos de madera pegados entre ellos por sus lados, y de
siete a diez trastes de tripa alrededor del mástil. Seis pares de cuerdas
(cuerdas dobles) van desde las clavijas (colocadas en un clavijero doblado en
ángulo hacia atrás del mástil), al puente pegado en la tapa. La afinación más
característica en el renacimiento es la siguiente: Sol, Do, Fa, La, Re, Sol. La
cuerda aguda suele ser sencilla. Por encima del puente hay una abertura redonda
en la que se coloca una talla muy decorada o rosetón. Los dedos de la mano
derecha del intérprete pulsan las cuerdas. El lautista inglés John Dowland
(1563-1641) fue un destacado compositor para este instrumento durante el
renacimiento.
Hacia el 1600, con el comienzo del barroco, se añadieron cuerdas
graves al laúd (cuatro por lo general). Estas cuerdas no podían ser pisadas con
los dedos, pero se afinaban en notas descendentes (fa 1, mi 1, re 1, do 1). Los
músicos franceses, como Denis Gaultier (1603-1672), compusieron un notable
repertorio para este instrumento. Se construyeron laúdes más grandes con mayor
número y longitud de cuerdas; se incluye aquí la tiorba, el chitarrone y el
archilaúd. En torno al año 1700 la introducción de cuerdas entorchadas permitió
que las cuerdas graves fueran de longitud normal. Los laúdes típicos del siglo
XVIII tienen un clavijero doblado y un mástil ancho sobre el que hay entre
cinco y siete cuerdas metálicas con las seis cuerdas dobles afinadas por lo
general en la 1-la 2, re 2-re 3, fa 3-fa 3, la 3-la 3, re 4-re 4, fa 4-fa 4.
El laúd se introdujo en la Europa medieval desde la cultura
árabe como instrumento de púa, con cuatro pares de cuerdas. Su antecedente fue
el 'ud (escrito oud por los instrumentistas actuales de los Balcanes), que hoy
es un instrumento sin trastes, pulsado con plectro y con dos a siete cuerdas
dobles. Están relacionados con el 'ud y con el laúd la cobza rumana, la
mandolina y la mandola medieval. Éstos se parecen en general a los laúdes de
mástil corto surgidos en el Próximo Oriente en torno al 700 a.C. Con una
expansión tanto al este como al oeste, tales laúdes evolucionaron hacia el pipa
chino y el biwa japonés. En Mesopotamia hacia el 2000 a.C. se conocieron laúdes
de cuerpo poco profundo y mástil largo. Ejemplos modernos incluyen el bouzouki
griego y el samisen japonés.
Su afinación se corresponde con la afinación actual del
laúd, aunque este último se afina una octava más baja (al igual que le ocurre a
la guitarra) Las cuerdas, que son dobles, se afinan con las siguientes notas,
de la cuerda más aguda a la más grave: la, mi, si, fa#, do# y sol#. Como se
puede observar, la afinación va por cuartas justas.
Al final del Renacimiento, el laúd podía tener hasta 8
órdenes. La afinación de un laúd alto era g'-d'-a-f-c-G-F-D. El proceso culmina
a principios del XVII con la aparición del laúd de 10 órdenes (grupo de dos
cuerdas generalmente octavadas), instrumento de transición entre el
Renacimiento y el Barroco cuyos bajos suplementarios se afinaban F-E-D-C. Esta
extensión hacia el registro grave no dejó de crear problemas de sonoridad, ya
que las cuerdas de tripa suenan mal a partir de cierto diámetro; aunque la
práctica de afinar una de las cuerdas de cada orden a la octava superior podía
paliar dicha deficiencia, se alcanzó pronto el límite de las cuerdas.
Los laúdes, como otros instrumentos renacentistas, componían
una familia de diferentes tamaños, afinados en función de su tiro para poder
tocar a dúo, trío o cuarteto. Praetorius nos habla de siete tallas diferentes
de laúd, con sus afinaciones respectivas: pequeño laúd a la octava en d' o c',
pequeño laúd soprano en b', laúd soprano en a', laúd alto en g', laúd tenor en
e', laúd bajo en d', laúd contrabajo en g.
Los laúdes tenían cuerdas de tripa de cordero. Sabemos que
para calcular la afinación óptima de un instrumento la cuerda esencial es la
más aguda, la prima. A partir de ella el músico afinará el resto del
instrumento y los violeros concebirán sus laúdes en función de las cuerdas
existentes. La elección de la prima es delicada: demasiado fina da un sonido
hueco y demasiado gruesa pierde claridad y brillo. John Dowland aconsejaba
en 1.610 escoger
cuidadosamente las cuerdas agudas, pues son las más importantes; pide que se
elijan bellas y transparentes, mas no demasiado finas pues son falsas y no
tienen buen sonido. Tras años de experiencia se han llegado a la utilización de
primas de tripa de un diámetro comprendido entre 0.35 y 0.48 mm. Los
instrumentos pequeños suenan menos con las más finas, pero si la talla aumenta,
se siente la necesidad de usar primas más gruesas. Para dar la misma impresión
de tensión bajo los dedos, un laúd grande precisa más tensión que uno menor.
Actualmente se suelen tender los laúdes oscilando entre 2.5 kg. para los
pequeños y 5 kg. para las teorbas y laúdes bajos.
Desde un punto de vista teórico, y en función de las
precedentes consideraciones sobre el encordado, podemos calcular una gama de
longitudes vibrantes para cada afinación, a fin de obtener la mejor sonoridad
posible. Tomaremos la base de un La 415 y de una prima de tripa con un diámetro
comprendido entre 0.44 y 0.48 mm (par el tiorbino entre 0.37 y 0.44 mm.)
Podemos encontrar en los museos instrumentos de finales del
XVI que corresponden a los citados por Praetorius: desde el pequeño Vendello
Venere (1.580), de 44 cm. de tiro, conservado en Viena, hasta el enorme laúd
contrabajo de Michiele Harton del 1.602, cuyo tiro es de 94 cm. Se escogía la
talla adecuada para cada afinación con vistas a obtener la mejor sonoridad
posible. Y es a partir de algunos de esos laúdes desde los que se construyeron
las tiorbas a finales del siglo XVI.
En 1.600 Salomone Rossi publica Il Primo Livro de Madrigali
a cinque voci. En él describe dos tamaños de chitarrone de once órdenes, uno
grande en La y otro menor templado a la cuarta superior en Re. Poco después se
invento el doble clavijero que permitió alargar los bajos y añadir tres cuerdas
suplementarias, llegando así la tiorba de catorce cuerdas, fruto de una larga
evolución. Esta tiorba podía tener todas la cuerdas simples o bien las seis
primeras dobles y las grandes sencillas. También existieron tiorbas (una de las
formas del laúd) con los catorce órdenes dobles.
Los instrumentos de la familia del laúd se construyen en
Europa durante quinientos años y sufrieron muchos cambios estructurales y
estilísticos. Por ejemplo, un Laúd de Laux Maahler, que se construyó en Bolonia
en 1520 con seis órdenes pudo haberse cambiado a siete órdenes al final de los
1500, en 1620, en París se aumentó a diez órdenes con una mayor longitud de
cuerdas (nuevo mástil). En 1640, se convirtió a laúd barroco de once órdenes,
con nueva afinación terminó en Copenhague en 1730 como Laúd barroco de 13
órdenes o tal vez como una tiorba. Otro ejemplo es un Laúd de once órdenes
construido en Leipzig por Martin Hoffman en 1630. Luego, en 1730 se aumentó a
trece órdenes en Praga y terminó en Viena en 1780 con un angosto y largo mástil
de guitarra con trastes metálicos, seis órdenes y tocado como mandora
Presentamos tres audios y dos videos como ejemplos de música
para laúd:
Laúd medieval / Autor
anónimo
Anthony Holborne / Laúd
renacentista: Pavana (1545-1602)
Antonio Vivaldi / Laúd
barroco: Concierto para laúd y orquesta (1678-1841) 2° y 3er. mov.
Antonio Vivaldi / Concierto
para laúd en Re M. RV 93. Sphera AntiQva
David Kellner / Fantasía en La
menor (1749) Laúd barroco