“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

26/9/07

¡Qué bonito!: Entre los soldados "españoles" que mueren en Afganistán hay "sudacas"

Para esto sí los queremos, queridos hermanos!

Omar Montilla

En forma coloquial y muy despectivamente, los habitantes de lo que se llama la América Hispana, son denominados en España “sudacas” [1]. Por siglos, los españoles que vinieron a América a expoliar las riquezas de nuestros países, se sintieron a gusto haciéndolo. Por siglos, estos pueblos fueron el sustento de España. Se llevaban los alimentos (papa, tomate, cacao, maíz) y los metales (oro, plata, cobre). Arrasaron con las maderas (Cuba casi es convertida en un desierto). Masacraron a los aborígenes americanos, que sucumbieron por millones en nombre de la religión católica, apostólica y romana, en un holocausto que todavía causa asombro, entre el vaivén de la indignación y la impunidad.

Después, la moda fue la de odiar a los latinoamericanos. Ya no hacían falta, por lo que los venezolanos, bolivianos, ecuatorianos, colombianos, dominicanos y peruanos, en fin todos los que hablan el español un poco “raro”, pasaron a engrosar las filas sudacas.

Viendo el ejemplo de los gringos, que mandan a morir a miles de negros y latinos en la guerras de Irak y Afganistán, los queridos hermanos españoles optaron por lo que tenían a la mano: los odiados sudacas, que según las cuentas que sacó el Alto Mando militar español, salían mucho más baratos que los soldados nativos de España, y las lágrimas vertidas ante los féretros estarían muy distantes y el dolor de sus deudos podría pasar desapercibido en la dizque Madre Patria. Ese mismo dolor, es tan intenso para nosotros, como lo es para las familias de los soldados españoles que mueren tan lejos de su país,

España, después del descalabro sufrido en Irak por culpa del diminuto moral y físico de José María Aznar, todavía mantiene “misiones de paz” en el Líbano y Afganistán, por lo que resulta natural, y ya a nadie sorprende este reporte de prensa:
“Jefferson Vargas Moya, de 21 años de edad; Jackson Castaño Abadía, de 20 años; y Juan Erickson Posada, de 20 años, tres soldados de nacionalidad colombiana murieron en el Líbano en un “ataque premeditado" contra el vehículo blindado de una patrulla de la FINUL cerca de la ciudad de Jiamen, informó el ministro de Defensa, José Antonio Alonso. En total fallecieron seis soldados del Ejército español” [2]

O este otro, que se refiere a heridos en Afganistán:
“La explosión provocó heridas leves a otros tres soldados: Carlos Soto García, de 25 años y natural de Casas Ibáñez (Albacete); Carlos Arbelaez Henao, de 26 años y nacido en Colombia; y David Ospina Montaño, de 19 años y natural de Medellín (Colombia). Los tres se encuentran en Herat.” [3]

El último reporte del que tenemos información, está fresquito y con pasmosa tranquilidad uno puede leer:
“El ministro de Defensa de España, José Antonio Alonso, informó que dos soldados del contingente español -uno de ellos de Ecuador- murieron hoy y tres resultaron heridos de gravedad al estallar el vehículo en el que viajaban en Afganistán. Alonso detalló que los fallecidos fueron los paracaidistas Germán Pérez Burgos, de 33 años, casado y natural de Alanje (Badajoz), Estanley Mera Vera, de 20 años, natural de Guayaquil (Ecuador…).” [4]

España tiene unos 5.000 soldados de origen latinoamericano, el 5% del total, de los que más de 1.900 son ecuatorianos, unos 1.870 colombianos y en menos grado bolivianos, según el Ministerio de Defensa. Mientras que los sudacas están proscritos de cargos de relevancia en España, a quienes se les encomiendan las más humillantes, duras, exigentes y mal pagadas labores manuales; se les abren las puertas del infierno permitiéndoseles alistarse en las filas militares para que vayan a morir, como dice el poeta: “… dichosos, que no sienten los dolores / ni la punzante pena / de los que lejos de la patria lloran; / infelices que ignoran / la insondable alegría / de los que tristes del hogar se fueron…” [5]

NOTAS
[1] Por “sudamericanos del carajo”.
[2] Si tienen ganas, pueden ver el reporte completo en:
http://www.latinoamericaexterior.com/hemeroteca.php?num=053&seccion=noticias&cat=Nacional&id=1436
[3] Publicado en “El Mundo” (Madrid):
http://www.elmundo.es/elmundo/2007/09/24/espana/1190623977.html?a=517c30d7e0b26770bf7e792978a9296e&t=1190624026
[4] Publicado en Aporrea:
http://www.aporrea.org/internacionales/n101912.html
y en la publicación de nombre “El Porvenir”:
http://www.elporvenir.com.mx/notas.asp?nota_id=161924
[5] José Antonio Pérez Bonalde, en su poema “Vuelta a la Patria”, lo puede leer completo en:
http://www.analitica.com/bitblioteca/perez_bonalde/vuelta_patria.asp

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