“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

25/8/10

Teodoro Petkoff, los falsificadores y la Ley Cornelia


Omar Montilla
En Roma, mediante la llamada Ley Cornelia de Falsis se imponía la pena de muerte a los siervos y de deportación a los libres que suplantasen un testamento o instrumento cualquiera, lo sellasen, intercalasen, borrasen o mutilasen a sabiendas y dolosamente. 
Procopio de Cesarea consejero del emperador Belisario, narra uno de los mayores escándalos de la era del emperador Justiniano, protagonizado por un tal Prisco, alto funcionario que aprovechó su privilegiado acceso al censo de la ciudad de Emesa para falsificar numerosos reconocimientos de deuda en los testamentos de muchos de sus ciudadanos. (Algo parecido, por su impacto económico, con el robo de las prestaciones sociales de los trabajadores en la época de Caldera – Petkoff).