José A. Gómez Di
Vincenzo [Especial para La Página] ¿Por qué cuando contemplamos la naturaleza
vemos que todo cambia, que nada permanece inmutable? ¿Por qué las cosas pasan
de ser de tal modo a otro permanentemente? ¿Por qué con el tiempo todo fluye y
nada permanece? El problema del cambio se había consolidado como todo una
cuestión a resolver desde el punto de vista filosófico para los pensadores
griegos ya desde la época de los presocráticos. Platón resolvió el asunto
considerando que el cambio era propio de las copias materiales imperfectas del
mundo inmutable de las ideas. Su discípulo de Estagira, Aristóteles, consideró
la explicación del maestro un tanto problemática. En efecto, entendió que la
filosofía del ateniense complicaba innecesariamente las cosas al replicarlas en
dos mundos, el sensible y el inteligible.
Para el estagirita, un pensador comprometido con la
resolución de los problemas ligados a realidad concreta, resolver el problema
del cambio era más que una tarea
