“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

28/8/13

Aristóteles y la naturaleza del cambio

José A. Gómez Di Vincenzo  [Especial para La Página]  ¿Por qué cuando contemplamos la naturaleza vemos que todo cambia, que nada permanece inmutable? ¿Por qué las cosas pasan de ser de tal modo a otro permanentemente? ¿Por qué con el tiempo todo fluye y nada permanece? El problema del cambio se había consolidado como todo una cuestión a resolver desde el punto de vista filosófico para los pensadores griegos ya desde la época de los presocráticos. Platón resolvió el asunto considerando que el cambio era propio de las copias materiales imperfectas del mundo inmutable de las ideas. Su discípulo de Estagira, Aristóteles, consideró la explicación del maestro un tanto problemática. En efecto, entendió que la filosofía del ateniense complicaba innecesariamente las cosas al replicarlas en dos mundos, el sensible y el inteligible.

Para el estagirita, un pensador comprometido con la resolución de los problemas ligados a realidad concreta, resolver el problema del cambio era más que una tarea

No a la guerra en Siria. No a todas las guerras que vendrán

El ángel caído ✆ Josep Renau
Jon E. Illescas Martínez (Jon Juanma) [Especial para La Página]  Recuerdo que hace diez años estábamos movilizándonos contra la guerra de Irak. Uno de aquellos días, durante una clase en la facultad, un profesor infame pero lamentablemente muy inteligente, del Partido Popular, nos dijo algo que nunca olvidaría. Afirmó que con este sistema capitalista las guerras eran inevitables. En su juventud había luchado contra la dictadura de Franco desde posiciones marxistas y por eso tenía un conocimiento de la realidad mayor que sus colegas de partido. A lo largo de su vida realizó una travesía hacia el oportunismo y el cretinismo que lo llevó a militar primero en el PCE, luego en el PSOE y posteriormente, sin aterrizajes de emergencia, en el PP. Pero biografías que harían las delicias de Hades aparte, el caso es que tenía razón: dentro del capitalismo es imposible que no haya guerras, como es imposible que no haya malnutrición, desigualdades sociales o crisis cíclicas.

Es obligación de toda persona sensible estar en contra de la guerra contra el pueblo