“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

24/11/15

Colombia: La jurisdicción especial indígena en el caso Feliciano Valencia

Foto del líder indígena Feliciano Valencia
Rosembert Ariza Santamaría   |   Cualquier estudiante de primer semestre de Derecho se sorprendería, por su protuberante inconsistencia, con el fallo por medio del cual han condenado a Feliciano Valencia, líder indígena del Cauca. En el caso del profesor Miguel Ángel Beltrán, ese mismo estudiante tendría que cursar unos dos semestres más para ver lo refinado del aparato político penal judicial colombiano.

El tema de Feliciano puede circunscribirse de manera simple a un conflcito interjurisdiccional, aspecto muy fácil de responder con la ausencia de una ley de coordinación entre las dos jurisdicciones, la indígena y la ordinaria. Claro, mientras el Congreso legisla Feliciano paga 18 años de cárcel. O se trata de establecer límites a la jurisdicción indígena especialmente al artículo 246 de nuestra Constitución política donde expresamente facultan a los pueblos indígenas a ejercer dicha jurisdicción en sus "territorios". Pero una decisión judicial en sede penal no es quien fija los limites, pues incurriríamos en una limitación y esta no puede exceder el ámbito de los límites de los derechos humanos, pues de lo contrario supondría la pura y simple supresión del derecho fundamental de administrar justicia por parte de los pueblos indígenas. Este principio es fundamental e incondicionado; es válido, en consecuencia, incluso para situaciones sociales excepcionales.

Voto crítico

Gustavo Márquez Marín   |   En dos semanas, los venezolanos tendremos otra oportunidad para reafirmar nuestra voluntad de vivir en paz y en democracia. Afortunadamente  disponemos de un sistema electoral automatizado,  auditable y validado, antes, durante y después del evento comicial, por representantes de los factores políticos que compiten y los acompañantes internacionales. Aunque Capriles y otros conspicuos representantes de la oposición, cuando los resultados le son adversos “decretan” fraude sin pruebas promoviendo hechos violentos, como ocurrió en las elecciones presidenciales de 2013  con un saldo de 11 muertos y decenas de heridos. Con la descalificación del árbitro y la negativa a firmar el compromiso de reconocimiento de los resultados pareciera que andan en la misma onda.