J. L. Borges ✆ Fernando Vicente |
seguramente el mapa fue menos detallado que en el último y final intento por conocer. La búsqueda obsesiva por la perfección llevó cada vez más a copiar lo visto con exactitud. La representación llevo a la copia sin búsqueda de interpretación y sin un nuevo enfoque. Y la misma búsqueda de perfección llevo a la imperfección pues la copia nunca será igual a la versión original. Buscar la perfección por medio del razonamiento intelectual quizás sea una utopía, como la copia es una tarea vacía. ¿Cuál es el fin de la reproducción? ¿Para qué un hombre copia algo que existe? ¿Solo por copiarlo o lo hace para entenderlo?
El primer mapa fue hecho a escala y con esto hago un
paralelismo con el conocimiento de la ciencia, ya que a ella hace referencia el
título. En épocas anteriores la ciencia seguramente no tenía el mismo grado de
exactitud y de comprobación empírica que tiene ahora. Eso me lleva a pensar que
los resultados no eran muy precisos, tal como supongo que sería el mapa a una escala
menor en el cuento. A mayor avance en el tiempo, los resultados se van
complejizando y por lo tanto son más precisos en sus detalles. Así imagino al
mapa que de tan detallado era tan grande como el Imperio mismo. Después de
haber llegado a tan alto grado de complejidad y supuesta exactitud, las nuevas
generaciones cambian el paradigma científico y así el mapa es considerado ahora
inútil, y lo rompen, tirando sus fragmentos a un lugar desierto. Esa imagen da
una idea de inutilidad total pues no solo los pedazos del mapa están lejos y
destruidos por las inclemencias del tiempo sino que están rotas la manera de
conocer también. ¿Cuáles eran los nuevos paradigmas científicos que los jóvenes
descubrieron? Cuáles los nuevos objetos de estudio?
El hombre tiene curiosidad por conocer. Ahora cabe
preguntarse cuanto es lo que el hombre es capaz de conocer. La copia, en el
caso del mapa del Imperio, era la manera que tenían estos hombres
estudiosos de la cartografía. El Imperio como copia. El mundo como copia Abordando
la teoría platónica de las ideas entonces el mundo es una copia del mundo ideal
que no es el fenomenológico, pues este mundo es solo una sombra del ideal. Este
mundo es mutante, ilusorio e imperfecto. Así, al igual que este mundo, el mapa
es una copia degradada del Imperio ideal. Incluso en el texto de Borges la
cartografía es nombrada como un arte. La palabra arte nos da una idea de una
representación, de algo aprendido por el hombre y de una mimesis de algo ya
existente en la mente del artista o en el mundo como tal. Platón consideraba a
las artes como peligrosas pues engañaban a los que no podían distinguir este
proceso de representación y tomaban a una copia como lo real. Entonces,
para escapar de la ilusión del conocer tendríamos que tener un atisbo de duda
acerca del mundo fenoménico para darnos cuenta de que existe otro mundo y a
partir de ahí intentar aprender de una manera distinta a la que veníamos
aprendiendo. En esa duda es que aparece el cambio de perspectiva de lo visto,
cambia la mirada sobre lo que miramos. Allí es donde tengo la posibilidad de
conocer, en ese destello de despertar que nos indica otro camino de
conocimiento y nos abre una puerta nueva a la búsqueda. Siguiendo este
recorrido, al hacer una copia en mayor o menor o igual escala de algo que ya
existe no se hace más que reproducir en mayor o menor o igual escala lo que se
ve pero de ninguna manera se está accediendo al conocimiento del objeto.
De todas maneras, aunque el final del relato parezca
desgraciado, veo en las nuevas generaciones que se atrevieron a romper el mapa
en pedazos una oportunidad de volver a agudizar la vista y ver algo más que
solo lo que se ve. Se adivina en ese ímpetu de cambio un cambio de paradigma y
de mirada sobre el Imperio. Así como el esclavo en la “Alegoría de la Caverna”
suelta sus cadenas y se anima a subir a la superficie y ve algo diferente
aunque al principio no pueda distinguirlo, pero sabe que está ahí, y que es
nuevo para él. Que es una experiencia nueva y como tal el primer impacto es shockeante.
La mera observación no alcanza para conocer, es necesario algo más. La
observación estaría bien para una etapa inicial pero debe ser superada para
poder conocer.
Al romperse el mapa del Imperio en fragmentos, el Imperio
quizás ya tampoco sigue existiendo como tal pues un cambio en la mirada hace
desaparecer al objeto de estudio original y ya no es lo que era, sino que con
la nueva mirada ya se ha transformado el también en otra cosa. El mapa exacto
legitimaba al Imperio como tal, así como un relato histórico legitima un
momento pasado y lo construye. Al fragmentarse el mapa quizás el Imperio ya no
es posible de ser visto como lo que era y dejo de existir.
Copiar la versión original no solo no es conocer sino que es
una tarea imposible. La realidad no es estática, va cambiando continuamente por
lo que al copiar la geografía del Imperio este ya esta modificándose y el mapa
entonces iría convirtiéndose en obsoleto mientras va siendo construido. Es
imposible volcar la realidad en una copia y que esta copia sea certera, como es
imposible mantener el momento presente aunque mas no sea un segundo porque
rápidamente se convierte en pasado y no sabemos del instante previamente porque
todavía está en el futuro. Solo podemos suponerlo, y es comprobable recién cuando
sucede.
¿Es posible ver otra cosa más que lo que podemos ver?
Nuestra mirada es realmente una mirada original y única o es una mirada que es
copia de las anteriores miradas y esa de las anteriores? Y si así fuera, es
posible mirar de otra manera diferente a la que ya ha moldeado nuestro
razonamiento y estructura mental? Recordemos que según Platón nuestros ojos
mortales no son confiables para conocer pues son imperfectos. Cuando miramos un
objeto bien podríamos preguntarnos si realmente podemos verlo tal cual es o si
lo que vemos es la propia representación mental que ya tenemos del objeto. Por
eso enfrentarnos a un objeto desconocido nos interpela así como una situación,
la cual nos ocurre por primera vez, nos descoloca. El conocimiento previo nos
remonta a una representación mental, a un lugar seguro y conocido y la novedad
nos pone en situación de alerta y enseguida intentamos ubicar el evento dentro
de las categorías que tenemos preasignadas. Y así el momento novedoso
rápidamente pasa. Quizás sea posible aprender a mirar de una forma diferente,
quizás podamos aprender a conocer el mundo con otros ojos. Ahora, si esto fuera
posible, el proceso de producción de ese conocimiento sería intelectual o sería
perceptivo?
Pensemos en cuanto hay a nuestro alrededor que nos afecta y
que nuestro ojo humano no puede captar. Pensemos en la cantidad de ondas,
producto de la invasión de la tecnología, que nos afectan pero que no vemos.
Pensemos en cuantas cosas habrá que escapan de nuestro alcance cognitivo y
racional. Sin embargo muchas veces podemos percibir situaciones aunque sean
inexplicables y hasta incomprobables por medio de la razón. Podemos tener
cierta percepción de que este mundo en el que estamos y que vemos no puede ser
todo lo que existe. Quizás existan diferentes posibilidades de conocimiento,
algunas comprobables y algunas otras no. Quizás existan tantos mundos como
individuos preparados para conocerlo. Quizás no es posible llegar a una forma
completa y única.de conocimiento. La posibilidad de conocimiento finito es
racional pues hay una decodificación del mundo que si tenemos la intención de
expresarlo se sujeta al lenguaje. La posibilidad de conocer escapando de los
mecanismos de la mente es más amplia, pero la comunicación de este conocimiento
se sintetiza si queremos expresarlo verbalmente. Este conocimiento es
trascendental e inexpresable. Es un conocimiento contemplativo, en donde la
observación es el disparador pero no el límite.
Queda preguntarnos si el hombre con sus limitaciones puede
conocer la realidad. Pensando en una realidad amplia e ilimitada esto parece
imposible. Cabe ahondar en la pregunta ¿cuál es la realidad?, ¿la que esta
fuera o dentro de nosotros? Podemos interrogarnos sobre nuestras propias
limitaciones para conocer, sobre nuestros esquemas de conocimiento, sobre
nuestra voluntad por conocer y sobre la amplitud que desarrollemos para
incorporar nuevas maneras de aprender. Quizás debamos conformarnos con ver solo
fragmentos de la realidad. Quizás fragmentos ajados y deslucidos es todo lo que
podamos ver con nuestros ojos mortales. Fragmentos que solo son la copia de un
mundo.
[1] Alumna de la
carrera de Humanidades de la UNSAM.
[2] Publicado en ‘Una
historia universal de la infamia’ por Emecé en 1958.