“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

26/1/17

Slavoj Žižek y el uso de la Novena Sinfonía de Beethoven en 'La naranja mecánica' de Stanley Kubrick

La documentalista Sophie Fiennes elaboró una rara bestia fílmica en 2006, The Pervert’s Guide To Cinema, que colocaba a un hombre frente a la cámara para explicar conceptos filosóficos; éste no sólo tuvo éxito, también dio lugar a una especie de secuela. Quizá cuando sabes que el hombre al que se filmó era el filósofo esloveno Slavoj Žižek, empiezas a entender el por qué una segunda parte. Independientemente de si estás de acuerdo con él o no, sus argumentos sobre las películas que examina y su impacto en la vida real, siempre generan un debate único, y ahora como parte de The Pervert’s Guide To Ideology el pensador ha centrado sus reflexiones en La naranja mecánica (1971) de Stanley Kubrick. 

Žižek no ha entrado en el territorio de rebuscadas teorías que exhibe el documental Room 237 sobre la adaptación cinematográfica de la novela homónima de Stephen King. Por el contrario, en un nuevo clip de 'ideología', el también sociólogo y crítico cultural examina el uso icónico de la Novena Sinfonía de Beethoven en relación con la filosofía en la cabeza del personaje Alex DeLarge (Malcolm McDowell), y también sentencia su "capacidad de adaptación universal" a lo largo de la historia. Como él dice, "puede ser utilizado por movimientos políticos que se oponían por completo el uno al otro" y apunta el uso de la composición en la Alemania nazi, en China durante la Revolución Cultural, y también en Rusia como una canción comunista.  Los resultados del uso político de la Novena Sinfonía es, en palabras de Žižek, "una escena perversa de la fraternidad universal", algo sobre lo que el trabajo de Beethoven claramente versaba en la Viena de 1824 cuando la pieza se estrenó

Jacques Rancière: potencias e impasse de un “giro estético”

Jacques Rancière ✆ Gastón Spur
Facundo Rocca

Las dos obras más recientes del filósofo francés parecen confirmar lo que se ha dado en llamar el “giro estético” de su pensamiento. Asthesis y El hilo perdido están consagradas, respectivamente, a analizar una serie de escenas que atraviesan transversalmente campos diversos de las prácticas artísticas (del Torso de Belvedere de Winckelmann hasta el Cine-ojo del soviético Vertov, pasando por los reportajes norteamericanos de Agee y las renovaciones de la danza de Loïe Fuller e Isadora Ducan) y un conjunto de prácticas de escritura (Flaubert, Conrad, Woolf, Keats, Baudelaire y Büchner, pilares centrales que estructuran un libro plagado de una profusión erudita de referencias al arte “moderno”). Estos últimos ensayos confirman la creciente centralidad que la reflexión sobre el arte ha ganado en su producción.