“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

7/4/12

Antonio Guzmán Blanco y Matías Salazar en Tinaquillo

Gral. Antonio Guzmán Blanco 
Julio Rafael Silva Sánchez

La vanidad de un autócrata

Exclusivo para La Página
Ningún personaje de la historia de Venezuela supera en egolatría y vanidad a Antonio Guzmán Blanco, quien ejerció una férrea hegemonía sobre este país durante casi dos decenios, al detentar, con claro sesgo autocrático, la Presidencia de la República de 1870 a 1877 (el “Septenio”), de 1879 a 1884 (el “Quinquenio”) y de 1886 a 1888 (el “Bienio”, eufemísticamente denominado “La Aclamación”). 

Gral. Matías Salazar
Su desmedido engreimiento y su petulante convicción de ser el líder indispensable, elegido por la Providencia para cumplir una tarea mesiánica, lo conducirán una y otra vez a las más ridículas iniciativas para intentar -mediante el desvergonzado abuso de su poder casi absoluto- construirse ante a sus compatriotas una aceptable figura de héroe nacional.  Sugestiva es la visión de Mariano Picón Salas, expuesta en su ensayo Trayectoria del pensamiento venezolano, publicado en  el primer número de la Revista Nacional de Cultura (noviembre de 1938): Después de la Guerra Federal había entrado el país en un proceso de barbarización que no alcanzó a superar ni vencer el sedicente “despotismo ilustrado” de la época de Guzmán Blanco. Imbuido de la suntuosidad ornamental y aparatosa del Segundo Imperio Francés, inteligente e intuitivo, pero al mismo tiempo vanidoso y cerrado en su providencialismo, Guzmán olvidó por la obra de ornato o por la empresa entregada al capital extranjero las cuestiones inmediatas de la tierra: su progreso se quedó en la periferia y no llegó a lo profundo de la vida nacional. (Picón Salas, 1938: 6)

Gaitán en el simbolismo ideológico e histórico del Teatro Municipal de Bogotá

Teatro Municipal de Bogotá
Gloria Gaitán 

Escenario para la politización de los sentimientos

Especial para La Página
Para comprender lo que representa  para la historia de las luchas del pueblo colombiano el Teatro Municipal Jorge Eliécer Gaitán, es necesario saber que el Teatro Municipal original, situado donde hoy es la Plaza de Armas del Palacio de Nariño, fue escenario y forja del movimiento popular más grande y fuerte con que haya contado la historia de Colombia.

Fue demolido para borrar el recuerdo de lo que representaron las conferencias del líder popular Jorge Eliécer Gaitán, cantera desde donde se forjó la pasión del pueblo para lograr la fuerza inmensa de un movimiento que, en las urnas en 1947, en toda la Nación, derrotó estruendosamente a las oligarquías liberales y conservadoras.

José Agustín Catalá / Capitán del desolvido

Foto: José Agustín Catalá
Julio Rafael Silva Sánchez

Primera estación: Entre Barinas, Guanare y Acarigua

Exclusivo para La Página
Finales la década del noventa: tardes de sol, cerdo asado y cachapas de maíz tierno con queso de mano, a la sombra de los samanes,  en La Rosaliera, la hermosa finca de José León Tapia, en Barinas. Nuestro anfitrión nos contaría que allí mismo, en aquella mata, cerca del jagüey, estuvieron conversando no hacía mucho, puntuales, cumplidores, expectantes por la dimensión de la invitación que les había cursado: el poeta Alí Lameda, con su parsimonia acostumbrada, José Vicente Abreu, con su elegante pelo e´ guama, regalo de José Agustín Catalá, quien lo había adquirido esa semana en Valencia, donde Otto Schimerr, aquel bondadoso alemán aclimatado en estos lares hacía tantos años, y Luis Alberto Crespo, dispuesto a montar su nuevo caballo recién llegadito de Carora.

Datos sobre los instrumentos de percusión

A lo largo de su historia el ser humano creó tres tipos de instrumentos musicales: los aerófonos, los cordófonos y los de percusión. Todo indica que estos últimos son los más antiguos, encontrándose en todas las civilizaciones que han producido música.

Hay dos videos
muy instructivos
Básicamente un instrumento de percusión produce su sonido al ser golpeado o agitado; es decir: al ser percutido. Un instrumento de percusión puede ser usado para crear patrones de ritmos (como la batería, o el tam-tam, entre otros) o reforzar ritmos (como el timbal de la orquesta sinfónica europea), o igualmente para emitir notas musicales, para cantar (como el xilófono, o la marimba). Suele acompañar a otros instrumentos con el fin de crear y mantener el ritmo.

Se asoma el fascismo / Balas para la democracia

Manuel E. Yepe

Especial para La Página
Un peligro potencialmente grave para la ciudadanía de Estados Unidos se advierte tras la evidencia de que el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (Homeland Security o DHS) está adquiriendo 450 millones de balas de punta hueca para ser usadas en los próximos cinco años.

 “¿Para qué necesita el Departamento de Homeland Security 450 millones de balas de punta hueca?”, se pregunta un artículo publicado en Activist Post, medio alternativo que, al margen de la gran prensa corporativa, que se dedica a vigilar y denunciar actos relevantes de excesiva represión policial.

José Ignacio Cabrujas habla de Catia

José Ignacio Cabrujas @ Isabel Adler
Según me cuenta mi madre, yo tenía tres o cuatro años cuando me fui a vivir a Catia. Veníamos del Centro, de una esquina que nadie puede encontrar hoy en día: de Poleo a Buena Vista, muy cerca de Miraflores, donde ahora está el Palacio Blanco. En la actualidad hay una colina debajo de la cual se supone que debe estar la calle donde yo nací. Siempre he pensado que Caracas es una ciudad donde no puede existir ningún recuerdo. Es una ciudad en permanente demolición que conspira contra cualquier memoria; ese es su goce, su espectáculo, su principal característica.

En algún momento de mi vida me he horrorizado ante esta situación; hoy no. Hoy pienso que es una legitimidad, y así como hay pueblos que construyen, hay otros que destruyen.