“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

13/7/12

El Salvador / ¿Sólo un país del submundo capitalista?

Héctor Ezequiel Méndez

Nuestros pueblos históricamente sometidos no aparecen en la historia mundial sino como una caricatura cómica con el agravante de ser descubiertos por los europeos. Ésta región cuna de los mayas y de las civilizaciones indígenas que poblaron y nutrieron nuestras tierras en el pasado cuya conquista, sometimiento y cuasi exterminio implicó la destrucción de la maravillosa cultura, diversidad religiosa, avances científicos de todo tipo, forma de organización, arraigo defensa y convivencia solidaria con la madre Tierra, que honorablemente poseían.

Por designios históricos y bajo el yugo europeo nuestros ancestros se especializaron y a una nos predestinaron a la resistencia; resistencia a todo un universo de crímenes a que se nos sometió; y por más de 400 años seguimos siendo víctimas. Desde nuestro nacimiento para el mundo europeo –porque nosotros desde antes ya éramos- sólo aparecemos como una de las regiones del mundo saqueadas dentro de la acumulación originaria sobre la que se erigió el modo de producción capitalista; como escribe Galeano en la alquimia colonial y neocolonial nuestra riqueza se convirtió [y se convierte] en nuestra pobreza.

Tras 297 años de esclavitud española nuestro pueblo denominado El Salvador se abrió al mundo para ser sometido de nuevo por el Imperio Británico y luego por los Estados Unidos; cambiando sí -y sólo eso- la forma del sometimiento. Y de nuevo los salvadoreños adoptamos una nueva forma de resistir ya no al látigo, sino a los comerciantes londinenses y banqueros ingleses, a las empresas yankeesde la Railaw Co.,UnitedFruit Co., etc.

La bomba atómica de Irán y la estabilidad en el Medio Oriente

Alfredo Portillo

Especial para La Página
Recientemente el politólogo estadounidense Kenneth Waltz publicó un artículo (Why Iran should get the bomb) en la influyente revista Foreign Affairs, en el que da a entender que Irán finalmente tendrá la bomba atómica y que eso contribuirá a la estabilidad en la región del Medio Oriente. Contrario a lo que  piensan muchos analistas de Estados Unidos, Europa e Israel, en el sentido de que el arma nuclear en manos de Irán sería lo peor que pudiera ocurrir, Waltz considera que la concreción de tal acontecimiento sería lo más conveniente para todos.

Explica Waltz en su sorprendente artículo, que la inestabilidad y la actual crisis en el Medio Oriente se han debido en parte al monopolio nuclear que en esa región ha tenido Israel durante las últimas cuatro décadas, y no al actual deseo de Irán de poseer la bomba atómica. El hecho concreto es que Israel ha procurado siempre mantener el monopolio nuclear, para lo cual ha realizado bombardeos selectivos contra instalaciones militares de Irak en 1981 y de Siria en el  2007, y tiene planeado ejecutar algo similar contra puntos estratégicos ubicados en territorio iraní.

La nueva vida de los opositores cubanos en España

Salim Lamrani

Especial para La Página
En 2010 y 2011, todos los denominados presos “políticos” cubanos fueron liberados tras la mediación de la Iglesia Católica Cubana y del gobierno español. La mayoría de ellos eligió instalarse en España con sus respectivas familias y empezar una nueva vida. Pero el soñado Eldorado europeo no existe en una Península Ibérica golpeada por una grave crisis económica. Algunos incluso quieren volver a Cuba. A petición del Vaticano y del gobierno español de José Luis Rodríguez Zapatero, la Iglesia Católica Cubana que dirige el Cardenal Jaime Ortega hizo una mediación con las autoridades de La Habana que desembocó en 2010 y 2011 en la liberación de 127 presos, de los cuales 52 eran considerados “políticos” por Amnistía Internacional.[1] Según esta organización de defensa de los derechos humanos, actualmente no hay ningún preso de conciencia en Cuba.[2] La Iglesia Católica Cubana comparte este punto de vista.[3]        

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Algunos sectores acusaron al gobierno cubano, a la Iglesia Católica y al gobierno de Zapatero de obligar a esas personas al exilio. Varios medios informativos occidentales repitieron esa versión.[4] El Partido Popular español (derecha) denunció “el destierro” de los opositores cubanos.[5]

No obstante, esta versión resiste difícilmente el análisis. En efecto, de las 127 personas liberadas en el marco del acuerdo entre La Habana, el Vaticano y Madrid, 12 eligieron quedarse en Cuba. Laura Pollán, entonces portavoz del grupo opositor “Las Damas de Blanco” y acérrima detractora del gobierno cubano, estuvo clara al respecto: “Nadie ha obligado a ningún preso a abandonar el país. Quien diga lo contrario está mintiendo”. Del mismo modo, varios disidentes afirmaron que en ningún momento las autoridades cubanas les habían pedido que abandonaran el país como condición previa a su liberación.[6]

Leonardo Boff / El teólogo de la Tierra

Foto: Leonardo Boff
Ma. Ángeles Fernández & J. Marcos

Hace más de veinte años que la Iglesia católica condenó a Leonardo Boff a la misma hoguera por la que antes pasaron Giordano Bruno y Galileo Galilei. El teólogo y filósofo brasileño decidió sobrevivir cambiando de trinchera pero no de principios. Bajó su mirada y siguió fiel a sus creencias: otros mundos y otra Iglesia son posibles. En Río de Janeiro fue recibido como el salvador de la Tierra por los movimientos altermundistas en torno a la Cumbre de los Pueblos.

La talla de Leonardo Boff no dista de la de cualquier septuagenario: cabello canoso, gesto afable y cara de buena gente. Su holgada silueta ronronea ya con la declinación propia de la edad. Los mismos años colorean de blanco una barba que le otorga un toque ecléctico, a medio camino entre Karl Marx y el dios Neptuno. Pero hay algo en su mirada que deja entrever esa unicidad inusitada. Y ese algo es lo que más es Boff. Los ojos llanos de este teólogo y filósofo brasileño transmiten protección. Su aura es profunda y su presencia acogedora. Es la viva imagen de la sabiduría, un concepto hoy en vías de extinción precisamente por la escasez de pensadores de su talla.

Boff ha hecho de la filosofía su espacio, lugar y método de reflexión. Nacido, paradojas del destino, en Concórdia (Brasil), Genésio Darci Boff mantiene el alias que adoptó como religioso: Leonardo. Su relación con la religión es perenne desde entonces, según cómo se interprete. Fue en 1985 cuando la iglesia católica sentó al franciscano en la misma silla por la que pasaron antes los astrónomos Giordano Bruno y Galileo Galilei.

México / ¿La pérdida de la esperanza es imperdonable?

Amapola  Petra Rau
José Cueli

Lo imperdonable del proceso electoral mexicano es la pérdida de la esperanza. La pérdida de la esperanza de una juventud que parece no creer en nada. Es así que a los mexicanos, como el Quijote, la esperanza (recordarnos aquí el verso de Tomás Segovia sobre la espera, Ceremonial del moroso) consiste en la sustancia de las cosas que esperan. Espera que consiste en aceptar lo que se tiene. Revestir la vida de espíritu, de ese espíritu espoleado por el anhelo de su categórica intuición creadora: El ser existe y es fluir del tiempo. Y es más, sólo el ser existe.

Ante la complejidad, confusión y la pelea en torno a las elecciones presidenciales, recurro a Jacques Derrida en su teoría sobre el perdón en que opta por abordar el concepto mismo de perdón en sentido colectivo. En el que “la lógica y el sentido común concuerdan por una vez en la siguiente paradoja: ¿Es preciso, a partir del hecho de existir lo imperdonable de que no es acaso lo imperdonable lo único a perdonar? ‘¿Lo único que invoca el perdón?’ Si sólo se estuviera dispuesto a perdonar lo que parece perdonable, lo que la Iglesia llama el ‘pecado venial’ entonces la idea misma de perdón se desvanecería. Si hay algo a perdonar sería lo que en lenguaje religioso se llama el pecado mortal, lo peor, el crimen o el daño irreparable, imperdonable”.

El concepto jurídico de imprescriptible no equivale en lo absoluto al concepto no jurídico de lo imperdonable. ¿Qué significa el concepto de perdón? ¿De dónde viene? ¿Se impone a todos y a todas las culturas? ¿Puede ser trasladado al orden de lo jurídico? ¿De lo político? ¿Y en qué condiciones? ¿Pero, en ese caso, quién lo concede? ¿A quién? ¿Y en nombre de qué, de quién? Derrida es entrevistado en torno del tema por Michael Wieviorka y esa entrevista se encuentra en el libro El siglo y el perdón (Ediciones de la Flor, Argentina, 2003). Allí Derrida dice que “en principio”, no hay un límite para el perdón, no hay medida, no hay moderación, no hay ¿hasta dónde? En palabras del filósofo, el hecho de medir el perdón se ha complicado aún más, “porque se mantiene el equívoco principalmente en los debates políticos que reactivan y desplazan hoy esta noción, en todo el mundo”.