“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

7/8/13

Integración regional | Emancipación o regeneración capitalista

Decio Machado  |  Un anquilosado sistema político y la falta de libertades que este conllevó, generaron inconformidad y críticas tanto al interior de la antigua Unión Soviética como en los países europeos del bloque socialista. Este clima de descontento social se agudizó, cuando el crecimiento económico[1] y los niveles de vida quedaron estancados, a partir de la década de los setenta.

La inversión en el desarrollo de la industria militar, condición a la que la URSS se vio abocada ante la carrera armamentística que se suscitó durante toda la “guerra fría”, tuvo un costo altísimo para la población soviética, lo que no permitió un adecuado desarrollo de la oferta de productos, la innovación en los bienes de consumo y el confort de la población.

La paralización de la producción mundial y el consiguiente hundimiento del comercio internacional consecuencia de la “Crisis del Petróleo” (1973-1975), agravó la situación interna del sistema soviético, dado que se redujeron sus exportaciones a la par que se dificultaron las importaciones de productos básicos –cereales y otros- que eran necesarios para cubrir la demanda alimentaria interna.