Bueno, me equivoqué. Yo creía que los británicos votarían
permanecer en la UE, y ganarían por poco. En lugar de que hayan votado salir
por poco margen. El índice de participación del 72 % fue mucho mayor que
las últimas elecciones generales de mayo de 2015 (67 %), por las que el
partido conservador regresó por poco a la oficina con una pequeña mayoría de
sólo 12 escaños. David Cameron había logrado su victoria por un acuerdo de su
partido a una convocatoria a un referéndum sobre la adhesión a la UE. Esto en
un marco en donde el partido euroescéptico (UKIP), había contado con un sondeo
de intención de votos alcanzado más del 20 % en la UE y en las elecciones
locales. Al aceptar un referéndum, Cameron logró reducir la representación del
UKIP a sólo un asiento en el parlamento.
Pero esta táctica política ha fracasado. Cameron ha perdido
el referéndum y ha anunciado que va a renunciar y dar paso a un líder pro
Brexit como Primer Ministro para llevar a cabo las negociaciones tensas y
tortuosas con los líderes de la UE durante el otoño. Ganar la elección (2015)
ha resultado ser un regalo envenenado como sugerí.
Sí, muchos votantes no se tragan los argumentos de
inmigración y regulación; pero estos son principalmente los jóvenes; los que vivían
en las zonas multiétnicas como Londres y Manchester y los hogares más
acomodados en el sur urbano. No fueron suficientes encomparación con los que
votaron a salir. Son mayores, v iven en pequeños pueblos y ciudades,
principalmente en el norte o en Gales lejos de Londres y de la vista de los
“inmigrantes”, pero que han sufrido la mayor parte de los trabajos mal pagados,
los recortes del sector público y la decadencia de la vivienda y las calles
principales.
Junto con éstos están los elementos racistas acérrimos de
los pequeñoburgueses de pequeñas empresas que no pueden ganar nada de los
acuerdos comerciales de la UE o de su generosidad financiera. Ellos calculan
que de alguna manera un retorno a los viejos tiempos del imperialismo británico
de pie por sí mismo ("tomando de nuevo nuestro país ") será mejor.
Sólo que no lo hará porque, parece muy probable que los escoceses, que por poco
rechazaron la petición de su propia independencia en septiembre de 2014, y que
votaron en gran medida permanecer en la UE, ahora van a insistir en otra
votación para abandonar el Reino Unido y mantenerse en la UE como un estado
independiente. Volviendo a los viejos tiempos del imperialismo británico es más
probable que se remonte al tiempo antes de la unión de 1603, cuando Inglaterra/Gales
y Escocia tenían monarcas por separado.
¿Y ahora qué?
Pues bien, los mercados financieros han reaccionado de forma
natural por el pánico, con el valor de la libra esterlina frente al dólar
cayendo a su nivel más bajo desde 1985, en el momento de la crisis del petróleo
en aquel entonces. Los precios de las acciones también se han reducido
drásticamente. Pero esto es sólo una reacción de sorpresa de lo inesperado.
Cómo reaccionarán los mercados financieros en los próximos meses dependerá de cómo
vayan las negociaciones (¡que podrían llevar dos años o incluso más!) y lo que
le ocurra a la economía del Reino Unido.
En otros post anteriores, he señalado la opinión casi unánime
entre los economistas del “mainstream” respecto a que Brexit podría dañar la
economía del Reino Unido, tanto a corto como a largo plazo. Lo más cierto por
ahora es que el Reino Unido caerá en recesión antes de que finalice el año.
¿Por qué? Después de todo, con una libra más débil, los exportadores británicos
serán capaces de competir en precio en los mercados mundiales y europeos.
Seguramente reducirá el peligrosamente elevado déficit exterior (ahora el
7 % del PIB) que el capitalismo británico viene acumulando con el resto
del mundo. Y el Banco de Inglaterra estaría dispuesto a proporcionar tanto
crédito como bancos y compañías quieran y puedan tomar, y podría incluso
reducir las tasas de interés a cero para ayudar a las familias con sus
hipotecas y las empresas con sus deudas.
Bueno, tal vez –salvo que la historia ha demostrado que la
devaluación de una moneda rara vez es exitosa en promover el crecimiento
económico, la productividad e incluso el comercio exterior de un país. He
citado antes cómo los keynesianos estaban equivocados cuando contaban con que la devaluación del peso en Argentina por sí misma
recuperaría la economía en 2001 –la Gran Recesión [iniciada en 2008; NdE]
rápidamente desengañó esa pretensión.
Y en la Gran Recesión, el Reino Unido dejó caer la libra de
manera espectacular. Sin embargo, la recuperación de las exportaciones se
mantuvo imperceptible y la recuperación de la economía nacional, impulsada por
las tasas de interés baratas y un auge de la vivienda, sólo condujo a un
déficit de cuenta corriente más profundo.
Y este déficit tiene que ser financiado por los flujos de
capital extranjeros que invierten en la industria británica; la compra de
acciones de las empresas británicas y bonos del Estado; y depósitos de dinero
en efectivo en los bancos británicos para ganar intereses o volver a invertir.
Este financiamiento ya había empezado a secarse con el temor de Brexit –ahora
el Brexit es una realidad. La única forma en que el déficit se puede financiar
será elevando las tasas de interés de los depósitos y bonos, no recortando las
tasas.
Sin embargo, el déficit externo en realidad podría
reducirse, no porque las exportaciones mejoren, sino debido a que las
importaciones de bienes y servicios extranjeros podrían caer. Eso es porque si
la economía británica se paraliza, las empresas y los hogares van a comprar
menos al extranjero, especialmente en la medida en que los precios de
importación suban con la caída de la libra esterlina y la inflación puede regresar.
Eso va a exprimir los ingresos reales de los hogares promedio británicos.
Y los beneficios de una libra más débil también dependen de
la demanda desde otras partes del mundo. Si las economías de la zona euro y la
economía de Estados Unidos están débiles, los precios más bajos pueden ser
insuficientes para dar lugar a un gran aumento en la demanda de exportación del
Reino Unido. Además, en los últimos años, las exportaciones británicas han
demostrado ser bastante inelásticas. Los productos británicos tienden a ser
bienes y servicios de mayor valor –menos sensibles a la variación de los
precios como lo pueden ser las manufacturas textiles.
Y aquí está el punto central. La devaluación en realidad
sólo afecta a la demanda. El otro lado de la ecuación es la oferta y la
capacidad productiva. La devaluación por sí sola puede hacer nada para promover
la inversión y una mayor productividad. Algunos incluso argumentan que la
devaluación puede reducir el incentivo para ser eficiente porque usted se
convierte en competitivo sin el esfuerzo de aumentar la productividad. Lo que
realmente importa es lo que le va a pasar a la inversión y a la rentabilidad
del negocio.
Mayores costos de producción de las importaciones,
disminución de la demanda en el país y en el extranjero que desalienta a las
empresas británicas a invertir en el país y en el extranjero a los inversores
de intervenir. Y más aún si tenemos en cuenta que la rentabilidad general de
las empresas británicas a finales de 2015 estaba todavía por debajo del pico de
1997, mientras que la rentabilidad en el sector de fabricación clave para las
exportaciones era la mitad de la de 1997.
Si el Reino Unido entra en recesión, la demanda de
exportaciones de la UE (los coches alemanes, vino francés, ropa italiana, etc.)
va a debilitarse. Y una recesión en el Reino Unido podría empujar a la UE de
vuelta también. Y esto en un entorno en el cual el crecimiento económico
mundial se ha reducido a su nivel más bajo desde el final de la Gran Recesión,
donde el crecimiento de las ganancias corporativas globales está a cero y la
inversión empresarial está cayendo en muchas economías.
El Brexit en el largo plazo no puede hacer una gran
diferencia a favor de la salud del capitalismo británico, pero en este momento
podría ayudar a acelerar una nueva recesión mundial. Y esto podría tener un
impacto mucho mayor en las vidas de aquellos que votaron por el Brexit, que los
problemas percibidos de “hacinamiento” de la inmigración o la regulación de
Bruselas.
Traducción del inglés por Gastón Remy
Traducción del inglés por Gastón Remy
https://thenextrecession.wordpress.com/ |
http://www.laizquierdadiario.com/ |