“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

12/8/16

Bancos estresados, estímulos monetarios y consecuencias neoliberales

Simulacros y realidad en la banca europea. Signos de recesión en Reino Unido: el Banco de Inglaterra sale a comprar tiempo. El poder de los fenómenos políticos y la administración de la crisis.
 
Paula Bach

Una buena para la economía europea: las recientes pruebas de resistencia de los bancos arrojaron mejores resultados que en 2014. La mala es que nadie cree en la validez de las pruebas. El resultado: aunque la mayoría de las 51 entidades sometidas al simulacro lo superó con éxito, en los días inmediatos posteriores, las pérdidas de las acciones bancarias superaron los 45.000 millones de euros. Una semana después la tendencia continuaba y la banca europea había perdido cerca del 4% de su valor bursátil.

De todos modos, tampoco la totalidad de los bancos pasó el test satisfactoriamente. La nota la dio el italiano Monte dei Paschi, el tercer mayor banco de Italia, que hubiera quebrado de hacerse realidad uno de los peores escenarios del simulacro. Horas antes de conocerse los resultados del “juego” se supo que en el “mundo real” el banco había sido sometido a un rescate que involucra una titularización de activos incobrables de magnitud sin precedentes en Italia. También dos bancos irlandeses, un banco austríaco y los alemanes Deustche Bank y Commerzbank, mostraron situaciones de diversa vulnerabilidad.

La bandera roja y la tricolor

Alain Badiou
 
Hoy en día, el mundo en su totalidad está dominado por el signo del capitalismo global, sometido a la oligarquía internacional que lo regenta y sujeto a la abstracción monetaria como única figura reconocida de la universalidad. 

En este contexto desesperante se escenifica una especie de representación histórica engañosa. Sobre la trama general de “Occidente” –patria del capitalismo dominante y civilizado– contra “el Islamismo” –referente del terrorismo sanguinario– aparecen, de un lado, bandas asesinas o individuos armados hasta los dientes que esgrimen, para hacerse respetar, el cadáver de algún Dios; del otro, en nombre de los derechos humanos y la democracia, salvajes expediciones militares internacionales que destruyen Estados enteros (Yugoslavia, Irak, Libia, Afganistán, Sudán, Congo, Mali, República Centroafricana) y causan millares de víctimas sin conseguir nada más que negociar, con los bandidos más corruptos, una paz precaria en torno a pozos, minas, recursos alimenticios y enclaves donde prosperan las grandes empresas.
                                                           
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Es falso presentar estas guerras y sus repercusiones criminales como la contradicción principal del mundo contemporáneo, aquella que iluminaría el fondo de las cosas. Los soldados y policías de la “guerra antiterrorista”, las bandas armadas que reivindican un Islam mortífero y todos y cada uno de los Estados pertenecen hoy a un mismo mundo: el capitalismo depredador.