La leyenda venezolana de la Llorona cuenta como
una joven enamorada es abandonada por su amante y en su locura asesina a su
propia hija, es maldecida por el pueblo, huye a los llanos venezolanos donde se
convierte en un espanto. Desde entonces, en el silencio de algunas noches
oscuras, se escucha como llama a su hija en forma de lamento aterrador. Esta
historia me la contó por primera vez un buen amigo venezolano al que estimo por
su inteligencia clara y pragmática, fundamental para entender el proceso
venezolano. Le pregunté, en tono de broma, si había escuchado alguna vez a
la Llorona, y me contestó que “por supuesto que sí, todo el mundo la ha
oído”. Le miré escandalizado y me sonrió. Pensé que su sonrisa era de
complicidad pero con el tiempo me di cuenta que en realidad se estaba riendo de
la incredulidad y el escepticismo europeo.
“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell
12/3/13
Chávez el Mito y la Europa incrédula / De lo Real Maravilloso
Rafael Rico Ríos
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