“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

8/11/12

Re-interpretación de la ficción testimonial en Venezuela / La obra de Luis Britto García

Foto: Luis Britto García
Amarilis Hidalgo de Jesús

Especial para La Página
Desde el mismo ángulo temático y lingüístico, Luis Britto García presenta en Los fugitivos y Rajatabla una serie de cuadros narrativos que profundizan en las distintas dicotomías de los jóvenes revolucionarios de los años sesenta (Los fugitivos) y setenta (Rajatabla), cuadros que se integran en un mismo ciclo de violencia urbana que traza la historia guerrillera venezolana desde la década del sesenta a la del setenta. Como ha postulado Domingo Miliani, “la materia de las luchas clandestinas o los temas existenciales del hombre moderno enfrentado a su alienación alcanzan con el audaz lenguaje de Britto un tono humorístico extraordinario” (145). La violencia clandestina será también el punto culminante que el escritor utiliza para presentar la nación venezolana como producto de una violencia colonial en el recorrido histórico de quinientos años que hace en su magna obra Abrapalabra.

Tanto en Los fugitivos como en Rajatabla y, en cierta medida, en Abrapalabra, Britto García dramatiza las pugnas ideológicas de un grupo de jóvenes venezolanos en la clandestinidad. Cada uno de ellos es portavoz de un discurso narrativo que se adhiere a un discurso ideológico distinto descentralizando la voz del discurso ideológico central de la guerrilla de los años sesenta y setenta en Venezuela; y en el caso específico de Abrapalabra, un trayecto revolucionario de quinientos años.