“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

12/5/13

Las causas de la crisis / Las finanzas y la tasa de ganancia

Alan Freeman

En los últimos meses hemos visto un creciente debate entre los marxistas en torno a la tasa de ganancia de EE UU y su relación con la presente crisis. Resulta paradójico, ya que en su mayor parte los marxistas rechazan el propio relato de Marx sobre la relación entre la acumulación y la tasa de rentabilidad; de hecho, recientemente, Michael Heinrich ha argumentado que Marx no tenía ninguna teoría de la crisis y que no hay ninguna base para suponer que la acumulación capitalista conduzca a una caída de la tasa de ganancia. Sin embargo, existe un amplio acuerdo con Duménil y Lévy que después del descenso prolongado de posguerra, la tasa de beneficio en EEUU comenzó a aumentar en la década de 1980, recuperándose al final de los años 1990 y marcando el comienzo de una nueva fase de expansión en EEUU.

Mayo del '68 / 45 años después

Luis Roca Jusmet

Especial para La Página
¿Cuándo acabo el Mayo del 68?, le preguntaron a Daniel Blanchard, agudo observador y participante en dichos acontecimientos. En Junio del 68, afirmó. La respuesta tenía algo de broma, y algo de cierto: la energía se perdió en gran parte en cuando acabó la movilización.

Sabemos que fue el síntoma de una transformación a largo plazo. El primer aspecto que reivindicaban era el fin de las instituciones jerárquicas. La sociedad era muy autoritaria en todos los ámbitos de la vida cotidiana, desde la familia (patriarcal) hasta política (el Presidente de Gaulle o su reverso, el PC francés) pasando, por supuesto por las instituciones educativas. Podemos preguntarnos ahora si en estos cuarenta y cinco años hemos ganado algo en este sentido. La respuesta es ambigua, ambivalente.