Gustavo Márquez Marín |
La corrupción es inherente al capitalismo. Nace de la expropiación por
el capitalista del producto excedentario del trabajo asalariado y de la
privatización de los bienes sociales. Se hace cuando se asocian funcionarios
públicos con “agentes económicos” corruptos, para acumular riqueza medrando en
el patrimonio social. Su sustrato es la cultura darwiniana que al romper la
ética societaria del ser humano, lo sitúa en la perspectiva individualista que
supedita el “ser” al “tener” y coloca como valor fundamental el lucro. Es un
hecho cultural que motiva la formación del capital a través de la defraudación
de los recursos públicos. El capital de la pseudoburguesía venezolana en cierta
medida se origina en la rapiña de los dineros públicos. La IV República colapsa
en medio de múltiples escándalos de corrupción y la lucha contra ella es una de
las banderas de la V República.
“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell
8/6/15
Auditoria ciudadana
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