“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

25/9/16

Capitalismo y trato animal

El uso y explotación de los animales no ha contribuido al progreso de la humanidad, como se nos ha hecho creer, sino a su devastación moral y material
Si el antropocentrismo especista sobrevive es sólo por dos motivos: la resistencia al cambio de los humanos y el poder de los 'lobbies' económicos
Es imposible construir sociedades en paz, igualitarias y justas para los humanos mientras sus cimientos se hunden en la violencia contra otras especies 

Pedro Strukelj
Núria Almiron

La historia del capitalismo ha sido contada de muchas formas: tanto desde arriba, desde la perspectiva de las élites, como desde abajo, desde la perspectiva de los explotados. Sin embargo, hasta hace muy poco todas estas visiones adolecían de un sesgo antropocéntrico que impedía comprender realmente lo que subyace, invisible, en las entrañas más oscuras de este sistema.

La visión antropocéntrica dominante ha dado prioridad al ser humano hasta el extremo de borrar una parte esencial de su historia: la explotación masiva y cruel de animales no humanos en la que, junto a la explotación de seres humanos, se ha basado el capitalismo desde sus inicios hasta hoy. De hecho, esta realidad da nombre al propio sistema: capital, la raíz de capitalismo, procede del latín capitalis o "relacionado con la cabeza". La etimología de la palabra capitalismo revela, pues, cómo se empezó midiendo la riqueza: cuantas más cabezas (de ganado), mayor riqueza. Pensadores tan opuestos como Adam Smith y Karl Marx compartieron el reconocimiento del enorme papel que los animales no humanos habían tenido en los primeros procesos de acumulación de capital. Hoy sabemos, además, que el uso y explotación de todos esos seres vivos no ha contribuido al progreso de la humanidad, como se nos ha hecho creer, sino a su devastación moral y material.