“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

31/12/16

Leibniz: El arquitecto de la Modernidad

 Se cumplen 300 años de la muerte de Gottfried Wilhelm Leibniz, filósofo y referente de la cultura europea, gran defensor de la igualdad intelectual de la mujer
Gottfried Wilhelm Leibniz
✆ Fernando Vicente
Juan A. Nicolás
Ha habido autores que han proporcionado una idea o un instrumento decisivo para el progreso de la sociedad en su momento. Pero la aportación de Leibniz fue arquitectónica en el sentido de que proporcionó estructuras básicas para la configuración de ese paradigma cultural en el que hoy problemáticamente nos movemos y que llamamos Modernidad. Posteriormente, otros muchos irían dotando de matices, contenidos concretos y consecuencias las grandes líneas arquitectónicas trazadas por Leibniz.

Leibniz aportó ideas de tan largo alcance como el sistema numérico binario, la idea del inconsciente, la concepción de Europa como unidad cultural, la formulación de una metafísica de la individualidad, la relevancia de la creación de revistas y sociedades científicas, la consideración de la mujer como sujeto científico y filosófico equiparable al hombre, o una concepción intercultural de la constitución del saber. Estos son algunos ejemplos de ideas leibnizianas que antes o después tuvieron un efecto multiplicador y constituyeron la trama intelectual sobre la que se construyó la Modernidad.

23/12/16

Alexander von Humboldt y de cómo el ser humano ha perdido de vista la naturaleza

Alexander von Humboldt
✆ A. Neumann
Esteban G. R. Luna

En una de las ventanas de la planta baja de una perdida cabaña en el condado de Wiltshire, en el brumoso sudoeste de Inglaterra, cuelga un cartel con una calavera y un par de tibias cruzadas en el que se puede leer en inglés el aviso “Peligro. Radioactividad”.  Mirando en el interior a través del polvoriento tragaluz todavía es posible reconocer un taller salpicado de instrumental científico, con las estanterías, las mesas y el suelo repletos de libros, papeles y extraños cachivaches de diferentes formas y tamaños, algunos de ellos con la extraña apariencia de haber sido ensamblados allí mismo. Ahora ese laboratorio casero se muestra casi desierto, pero la advertencia sigue manteniendo alejados a los ladrones y curiosos, como lo hizo durante gran parte de la segunda mitad del siglo XX, en la que bullía en su interior una intensa actividad que no deseaba ser molestada.

Nada en ese tranquilo rincón de la campiña británica, muy cerca de donde se alojan los famosos restos arqueológicos de Stonehenge y Avebury, haría pensar que allí se llevaron a cabo investigaciones secretas de la NASA, en uno de los intentos más ingeniosos para detectar la presencia de vida en Marte, a partir del análisis espectroscópico de la composición de los gases de su atmósfera, ni tampoco que allí supuestamente se idease con la máxima discreción el horno microondas con el que hoy podemos calentar la leche del desayuno.

Epicuro, un remedio para la crisis

Aquel pensador de la Grecia decadente puede constituir un poderoso remedio contra la apatía que invade el mundo actual: buscar salidas no es tarea de ningún salvador exterior, sino de cada uno de nosotros
 
Epicuro ✆ Nazario Graziano
Michel Onfray

Me encuentro en Madrid, en una visita cuyo propósito expreso es ver la exposición La Villa de los Papiros, en la Casa del Lector, a la que dediqué un curso de mi Universidad Popular. Y, desde luego, no me arrepiento de haber venido. La exposición muestra, mediante una sutil utilización de las tecnologías modernas (reconstrucciones en 3D, interacciones táctiles) y una bella sobriedad museográfica (la composición en torno a tres frases de Epicuro), lo que fue un jardín filosófico epicúreo situado en Campania, junto al Golfo de Nápoles, durante la época de la erupción del Vesubio del año 79 d.C. El montaje nos enseña cómo era probablemente el Jardín de Epicuro en Atenas.

En un efecto paradójico de la astucia de la razón, la lava y la ceniza, con su actuación letal, contribuyeron a crear vida, puesto que, gracias a los arqueólogos, hoy disponemos de una inmensa cantidad de datos, extraídos del suelo, que nos cuentan qué significaba en aquellos tiempos vivir una vida filosófica.

Tres etapas de la visión metrópoli satélite

André Gunder Frank
Claudio Katz

André Gunder Frank fue un conocido intelectual que en los años 60 participó en la gestación de la teoría marxista de la dependencia. Buscó dilucidar las peculiaridades de la relación centro-periferia analizando los orígenes y las características del capitalismo. Frank adoptó sucesivas visiones centradas en el atraso latinoamericano, la dinámica del sistema mundial y el protagonismo internacional de Asia. En cada abordaje suscitó intensas polémicas por su tendencia a radicalizar la discusión contradiciendo sus planteos previos. Su evolución fue muy ilustrativa de los distintos perfiles que asumió el debate sobre el subdesarrollo.
Variedad de enfoques
El primer Frank en los años 60 afirmó que América Latina padecía una gravosa apropiación de excedentes por su inserción subordinada en el mercado mundial. Señaló que esas confiscaciones perpetuaban el estancamiento de la región. Remontó el origen de ese sometimiento a la época colonial y recordó que Iberoamérica se integró en forma dependiente al capitalismo mundial. Por eso quedó encadenada a un circuito que favoreció primero a los centros metropolitanos (España, Portugal) y luego a la potencia dominante (Gran Bretaña).

21/12/16

Lucha de clases. El conflicto irrebasable

Lucha de Clases ✆ Pablo O'Higgins
Gerardo de la Fuente Lora
I
Que la sociedad se encuentre dividida en clases no significa simplemente que entre sus elementos haya diferencias de posición o poder, capacidades distintas para acceder a bienes y derechos, desigualdades relativas al disfrute de la naturaleza o de las producciones culturales de la humanidad. La partición clasista no designa tampoco, o no nada más, una situación de inestabilidad e inquietud sociales, una confrontación entre dominadores o dominados, entre los mejor y los peor colocados en cada ámbito social; tampoco se designa con ella una condición de rijosidad extrema ni un ambiente de movilización desasosegada, la experiencia de la incertidumbre ante las reacciones posibles, desaforadas, de los que mandan o de los que obedecen. Las clases sociales, en su enfrentamiento, muestran el músculo cuando se manifiestan en las acciones de grandes contingentes, en mareas de gran fuerza escenográfica, es cierto, pero las confrontaciones de clase acontecen también en los pequeños días (por usar una expresión de Bolívar Echeverría), cuando nadie podría sospechar que bajo los prados cavan los topos viejos.

20/12/16

El sombrío futuro de la crisis

Michel Husson

La crisis no ha terminado, pero deja ya un paisaje social devastado. Tras describir sus efectos sociales, este estudio se interroga sobre la existencia de alternativas a las políticas neoliberales llevadas a cabo en la actualidad en Europa.
Las marcas de la crisis
El balance sobre el empleo se puede resumir, simplemente, señalando que en la actualidad hay el mismo número de personas que disponen de un empleo que cuando estalló la crisis: la creación neta de empleo ha sido nula en la zona euro en el curso de estos ocho últimos años. No es pues, nada asombroso, constatar que la tasa de paro sea en la actualidad del 10%, es decir casi dos puntos más que al inicio de la crisis. Esta media coexiste con importantes disparidades entre países: la tasa de paro sobrepasa el 20% en Grecia y en España, mientras que es inferior al 5% en Alemania y el Reino Unido. Pero sobre todo, estas cifras globales no dan cuenta de las transformaciones estructurales desencadenadas por la crisis.

15/12/16

Los diagramas de Bolívar Echeverría: producción, consumo y circulación semiótica

Could it be that while emotion and feeling were tw­ins, emotion was born first and feeling second, with feeling forever following emotion like a shadow? Antonio Damasio

El Grito ✆ Oswaldo Guayasamín
Carlos Oliva Mendoza 1 

I. La confrontación entre valor de uso y valor, o “forma natural” y “forma de valor”, recorre toda la obra de Bolívar Echeverría; en última instancia, parece estar siempre en el fondo de sus inda­gaciones y en sus asertos. Esta tensión productiva para su trabajo teórico es manifiesta en muchas ocasiones y, en otras, sólo se en­cuentra como un presupuesto de las tesis que alcanza sobre una gran diversidad de campos. En este sentido, para la comprensión de la obra de Echeverría es necesario realizar una genealogía y pro­yectiva del trabajo que Echeverría realiza sobre la “forma natural”, específicamente, en el despliegue reprimido de ésta ante la “forma de valor”. Este estudio, me parece, debe basarse en sus interpreta­ciones críticas de El capital y en el estudio que hace de un sujeto histórico determinante, el trabajador y la trabajadora, el llamado “sujeto del proletariado”, como el principal portador y recreador de la “forma natural” a partir de la puesta en escena de los va­lores de uso.

12/12/16

El legado de Herbert Marcuse

Herbert Marcuse ✆ Chaos
Patricia Terino

Herbert Marcuse (1898-1979), uno de los miembros más beligerantes de la primera generación de la Escuela de Frankfurt (1), es uno de los referentes más significativos de la filosofía crítica y del uso que se ha hecho de ella en forma de consciencia social, política y humana, en todos sus ámbitos. En 1978, poco antes de su muerte, Marcuse concede una entrevista al profesor Bryan Magee, donde aborda las grandes cuestiones por las que ha transitado su pensamiento desde sus inicios en el pensamiento crítico. Y en ella analiza, quizás de un modo más claro que a través de su obra escrita, las claves del funcionamiento actual del sistema, los peligros inherentes (y en la actualidad explícitos) al modelo capitalista, así como la deuda del propio Marcuse para con Marx sobre el estudio tan profundo que este llevó a cabo de la historia y de la sociedad en la que se inserta su pensamiento, a pesar de salvar ciertas distancias, matizar algunas de las propuestas marxistas e incluso rechazar otras por su inviabilidad en el mundo actual (2).

8/12/16

La esencia del neoliberalismo

Pierre Bourdieu
✆ Carlos Velasco
¿Qué pasaría si, en realidad, este orden económico no fuera más que la instrumentación de una utopía -la utopía del neoliberalismo- convertida así en un problema político?

Pierre Bourdieu

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 Diciembre de 1998.- Como lo pretende el discurso dominante, el mundo económico es un orden puro y perfecto, que implacablemente desarrolla la lógica de sus consecuencias predecibles y atento a reprimir todas las violaciones mediante las sanciones que inflige, sea automáticamente o -más desusadamente- a través de sus extensiones armadas, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y las políticas que imponen: reducción de los costos laborales, reducción del gasto público y hacer más flexible el trabajo. ¿Tiene razón el discurso dominante? ¿Y qué pasaría si, en realidad, este orden económico no fuera más que la instrumentación de una utopía -la utopía del neoliberalismo- convertida así en un problema político? ¿Un problema que, con la ayuda de la teoría económica que proclama, lograra concebirse como una descripción científica de la realidad?

‘El señor Presidente’, de Miguel Ángel Asturias, cumple 70 años

Miguel Ángel Asturias
Gastón Segura

Recuerdo haberla oído mencionar cuando todavía era un chicuelo de pueblo: El señor Presidente. No era un título de fácil olvido; tan solemne y retumbador, pero tan corriente y habitual como para quedarse en un hueco de la memoria sin saber quién lo pronunció. Aunque no sería hasta mis años de universidad cuando se convirtió en un jalón imprescindible y previo al primer café de la mañana o a ajustarme los vaqueros con los que pisar la calle. Por entonces, en España, teníamos tanto por leer que parecía que no hiciésemos otra cosa; hasta en el cine nos devanábamos las pupilas persiguiendo réplicas. Eran días cuando los libreros se afanaban por exhibir la última entrega de cuentos de Borges o aquellos tomazos de semiótica o las tremebundas relatorias del boom, tan insólitas e intrigantes que su castellano ponía un timbre nuevo a nuestras vidas. Pero he aquí que El señor Presidente ya estaba ahí, como algo ineludiblemente previo y monumental, y no sólo para nuestras andanzas de zascandiles, sino para el mismísimo y luminoso boom, aunque Miguel Ángel Asturias ya se hubiese muerto, casi de la mano de Pablo Neruda.

El mito de Arthur Rimbaud y el tiempo de la obra

Miguel Casado
“Un entendido me dijo / que los escritores tienen un plazo de quince años –se lee en un poema de la norteamericana Linda Pastan–: / luego llega la repetición, / incluso la locura”. Ella se aplicará la cuenta: “Solo quedan cinco años”; pero antes deja una descripción de lo que ocurre dentro del periodo de gracia y fuera, luego, de él: “Como Midas, supongo que / todo lo que tocamos se convierte / en un poema / cuando el hechizo existe. / Pero piensa en el poeta después de ese plazo / tocando los árboles que / siempre ha tocado, / y esta vez no ocurre nada. / Imagínatelo yendo de un tronco / a otro, magullándose / las manos con la áspera corteza”.
Arthur Rimbaud
✆ Pablo Picasso
 Claro que se puede objetar, poner ejemplos de lo contrario, largas vidas tocadas por la poesía; sin embargo, estos versos no dejan de generar inquietud: ¿qué hay implícito en ellos?, ¿solo el desgastado problema de la inspiración, el “hechizo”?, ¿el genio que el pensamiento romántico anheló? Pero el poeta de Linda Pastan no es quien se arrebata con el poder de las imágenes, es solo quien encuentra la maravilla en una realidad inmediata que sigue siendo real. Y doy con frases de las Iluminaciones, donde Rimbaud formula una hipótesis que él no llegó a cumplir: “es posible que [...] un final acomodado repare los tiempos de indigencia, que un día de éxito nos adormezca sobre la vergüenza de nuestra torpeza fatal”. A su luz, leo los versos de Pastan como un momento de aguda conciencia acerca del conflicto entre arte y cultura: continuar más allá de cierto límite supone repetición, el intento de hacer pasar lo que ya no es nada por lo que antes fue una lengua viva y un mundo. ¿Puede el arte pervivir entre honores y estudios críticos, sometido a tantas formas de desactivación, en el curso de un quizá inevitable destino de codificarse?, ¿sigue el arte siéndolo cuando se hace cultura, cuando ya no extraña, sino que difunde, tal vez educa?