“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

20/12/14

Piezas de ajedrez | Nunca hubiera pensado que yo tuviera cualidades de artesano

Rolando “El Negro” Gómez
El Senador Enrique Erro vino a mi celda la tarde en que le avisaron de su supuesta libertad (luego supimos que no era tal, sino sólo un traslado a Buenos Aires).  Vino a reclamar por adelantado lo que yo había prometido: regalarle el juego de ajedrez que yo hacía a mano con migas de pan, y que a él tanto le había gustado al verme ir haciéndolo con paciencia y tiempo de más.

El juego no estaba todavía completo.  Había comenzado yo por los fáciles peones, los cuales tenían la cabeza redonda, un peinado con flequillo, y unas polleras con flecos que le daban un supuesto aspecto de pajes medievales.  Los alfiles eran en realidad mi orgullo: un casco puntiagudo, blasón de armas medieval al pecho, y una lanza vertical lograda al insertar un palillo escarbadientes en la miga de pan antes de secarse.