Especial para La Página |
La
magia de las nuevas tecnologías ha hecho posible observar un fenómeno celeste
en “vivo y en directo”. Hemos visto transitar el planeta Venus frente al sol,
alineado con la Tierra el cinco de junio de este año. Apenas un punto negro
recortándose contra la luz enceguecedora del Sol. No es necesario ser astrónomo
para saber que no somos nada distinto. Nuestro planeta entero es, también,
observado desde Marte, un punto oscuro que atraviesa nuestra estrella.
Hay
un extraño sentimiento, no exento de secreto pavor, saberse el habitante de un
punto suspendido en el vacío, vagando alrededor de la luz. Rara vez pensamos
estas cosas, sumidos como estamos en el despertador, las cuentas por pagar o
aquella reunión tan importante que nos reclama a primera hora. La curiosidad y
el deslumbramiento extático lo hemos relegado a nuestros primeros años. Es en
la infancia cuando asistimos embobados al espectáculo del mundo y nos hacemos
esas preguntas fundamentales, la mayoría de las cuales solo tienen como
respuesta un signo de interrogación.