“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

17/8/12

Paul Ryan y la política del “sálvese quien pueda”

Amy Goodman

Especial para La Página
La campaña de Romney lucha por mantenerse a flote. La semana pasada le lanzaron una especie de chaleco salvavidas desde el USS Wisconsin, un buque de guerra de la Armada de Estados Unidos que fue retirado de servicio y que se encuentra atracado en Norfolk, Virginia. A bordo del buque, Mitt Romney presentó al hombre que, según afirmó, será el «próximo presidente de Estados Unidos: Paul Ryan». Aunque luego se rectificó. «A veces me equivoco, pero no me equivoqué al elegir a este hombre, y les puedo asegurar que será el próximo vicepresidente de Estados Unidos». Con estas palabras, Paul Ryan se convirtió en el compañero de fórmula presidencial de Mitt Romney: el hombre que, de ganar Romney en noviembre, podría estar a un paso de la presidencia.

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Muchos consideran a Ryan como alguien que aboga por limitar las funciones del gobierno. Sin embargo, para las mujeres, el gobierno federal al que aspira Paul Ryan tiene amplios poderes, es invasivo y controlador. Paul Ryan prohibiría el aborto, sin excepciones, incluso en caso de violación, incesto o si la salud de la madre corre peligro. Es decir que, de acuerdo a las políticas que defiende Ryan, la madre podría morir por complicaciones durante el embarazo.
La organización Planned Parenthood Action Fund destacó otros aspectos, entre ellos «su plan para desmantelar Medicaid, que pone en peligro los servicios básicos de asistencia de salud de los que dependen millones de mujeres, su voto, el año pasado, para poner fin al financiamiento de Planned Parenthood, que pone en riesgo la realización de exámenes médicos para detectar cáncer, programas de control de natalidad, los análisis y el tratamiento de enfermedades de transmisión sexual y otro tipo de asistencia preventiva de la que cada año dependen millones de estadounidenses».

Agnición, ignición de la literatura

Lectores ✆ Marie Mahler
Eduardo Zeind Palafox

Especial para La Página
Todos los guionistas sabemos trucos probados y aprobados por el público. Contar historias es fácil. Lo difícil es contarlas bien. Después de casi nueve años como guionista, el primer consejo que puedo darle a un escritor recién nacido, es decir, a uno que ha escrito menos de un millón de palabras, es el siguiente: olvida tu afán de originalidad. El poeta Goethe sostenía que sólo los tontos creen que han tenido ideas que nadie, nunca, había pensado.

Todo ha sido pensado ya (nada se crea "ex nihilo"). Lo único que podemos hacer es combinar y recombinar las ideas de los otros. Mis argumentos han sido corroborados por científicos, literatos, pintores y meditadores profesionales, llamados "filósofos". La inteligencia, o mejor dicho, la capacidad para ordenar, jerarquizar, recordar e interpretar datos es una habilidad rarísima en los hombres. El "qué" es importante, pero es más importante el "cómo", o al menos lo es para los estetas (Kafka, al que citaremos, sólo quería imitar a Dickens).

Cualquier guionista sabe que para atraer la atención de las masas es necesario provocar problemas morales y sociales. Un hombre rico que pierde su fortuna por amar a una mujer pobre, un rey que pierde su imperio para salvar a su hijo, una mujer que muere para que su bebé cumpla su destino o un banquero que apuesta toda su fortuna para salvaguardar su fama de aventurero, son puntos de partida o vórtices que pueden constituir grandes historias.

El ferrocarril transmongoliano / Dos mil kilómetros y varios siglos en el tiempo: Hasta hace poco se pensaba que China era un dragón dormido

El ferrocarril transmongoliano forma parte de una red en la que
participan el ferrocarril transiberiano y el ferrocarril transmanchuriano
Zigor Aldama

La puntualidad ya no es marca británica. Ahora es china. Las gigantescas pantallas de la estación norte de Pekín anuncian la salida del K-23, con destino a Ulán Bator, a las 07:40. Y no se retrasará ni un minuto. En la cómoda sala de espera se dan cita mongoles que vuelven a su hogar después de probar fortuna en el país vecino, hombres de negocios chinos a la conquista de nuevos mercados para sus productos y en busca de recursos mineros, y decenas de turistas ataviados como si fueran a algún safari, en busca de experiencias nuevas en el único país en el que el concepto de barrera no se ha extendido más allá de las ciudades. Pero, ¿por qué se empeñan en vestir pantalón corto color caqui, chaleco de reportero de guerra, y sombrero tejano, para viajar en primera clase? A alguno sólo le falta el rifle para cazar rinocerontes.

Recorrido desde Moscú hasta Beijing, pasando por Mongolia
Es imposible contener la excitación. Mongolia es uno de esos pocos países que todavía evocan formas de vida ancestrales en libertad. O sea, fuera de zoológicos humanos preparados para turistas que visitan cinco países en una semana y regresan a casa con impactantes fotografías de remotos lugares en los que, aseguran siempre, pervive la Edad Media. No, Mongolia es un país duro, y no tenemos ninguna intención de adentrarnos en él a bordo de un 4x4 con aire climatizado, ni de buscar los campamentos para turistas en los que se puede disfrutar en rebaño de las danzas tradicionales mongolas. Los rebaños con los que queremos convivir balan. Queremos descubrir cómo viven los nómadas de este vasto país en la era de la globalización del siglo XXI. Claro que, como buenos occidentales, lo hacemos en la estación más favorable, el verano. Ya habrá ocasión más adelante para entumecerse en las interminables llanuras mongolas.

Siria en llamas / ¿Anticipo de una nueva guerra fría?

Lino González Veiguela

¿Qué sabemos sin lugar a dudas sobre lo que está pasando en Siria? Relativamente poco. O, al menos, no tanto como deberíamos saber considerando la atención que ha despertado el conflicto en los medios. Sólo sabemos que están muriendo sirios y que continuarán muriendo muchos más. Ni siquiera tenemos claro cuántos sirios han perdido la vida. Podríamos estar hablando de 20 mil muertos, de los cuales 14 mil habrían sido civiles, según estimaciones de organizaciones próximas a la resistencia siria. Otras fuentes, como la ONU, calculan en 17.000 los muertos.

® Mapa de Siria
Las masacres han sido periódicas y en una paulatina escalada de crueldad. Según todos los indicios, la mayoría habría sido cometida por las tropas del régimen o sus para-milicias afines. El régimen, por su parte, ha acusado a los rebeldes de cometer algunas de las matanzas, en especial contra soldados sirios. Algunas de estas acusaciones han sido confirmadas por el gobierno iraquí. Las pocas investigaciones ponderadas que han intentado llevarse a cabo no descartan que, en efecto, elementos de las fuerzas opositoras al régimen de Al-Asad hayan podido cometer por su parte matanzas igual de odiosas que las imputadas a las tropas gubernamentales. Es el caso de la masacre de Houla: 108 personas asesinadas, incluyendo 49 niños y 34 mujeres.

Las informaciones que han llegado desde Siria en los últimos meses han estado contaminadas, en gran medida, por un uso excesivo del tiempo condicional y la sensación de que las contradicciones superan con mucho a las certezas: el régimen de Al-Asad podría caer de un día a otro; el régimen podría durar más de lo que se piensa, aunque no se descarta que a medio plazo terminará por caer; las filas de los rebeldes podrían estar controladas por grupos yihadistas; potencias extranjeras estarían interviniendo en el conflicto; potencias extranjeras estarían negándose a implicarse en el conflicto, etcétera.