“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

27/6/12

Grecia & México / Insurrección a dos voces

Arsinoé Orihuela

En la antesala de las elecciones en Grecia, Alexis Tsipras, dirigente de Syriza, partido en cuyo seno se congregan múltiples grupos de izquierda, sostuvo sin ambages: “Lo más normal sería que la gente intentara convertir su rabia en una propuesta política alternativa. Y creo que si no fuera por el miedo, el terror mediático, que es el arma más fuerte de nuestros políticos enemigos, estas elecciones serían para nosotros un paseo”.

Y es tan sólo natural remitirse al caso mexicano al leer estas líneas. No sólo por la manipulación y el hiper-control que se ejerce vía el terror mediático en ambos países (que es un fenómeno que bien amerita un estudio aparte, obligadamente exhaustivo, dada la magnitud y el alcance sociopolítico del mismo). Sino también, y acaso especialmente, por la curiosa correlación que guardan los dos países en el contexto del moderno sistema-mundo. Porque también México, cuyo principal referente debiera ser la crisis política de la nación helénica, está pagando ociosamente las tropelías económicas de la metrópoli regional –Estados Unidos. En la comunidad europea, Grecia es el principal damnificado en la crisis económica que sacude a la región. Francia y Alemania, los auténticos beneficiarios de la eurozona, se han respaldado en el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y el Banco Mundial para salvar a sus respectivas bancas nacionales, transfiriendo la responsabilidad político-económica de este colosal atraco plutocrático al más débil de los países en la Unión Europea –Grecia.

Margarete Mitscherlich-Nielsen / La gran dama del psicoanálisis alemán

Foto: Margarete Mitscherlich-Nielsen
Fernando Mires

El 12 de junio de 2012 murió, pronta a cumplir 95 años, Margarete Mitscherlich-Nielsen, la gran dama del psicoanálisis alemán.

Puede que alguien opine que el término alemán está de más ya que el psicoanálisis carece de nacionalidad. Y si hubiera que adjudicarle procedencia habría que hablar, como llego a ser usual, de una “ciencia judía”. Pero no; ese no es el tema. Digo “alemán” en otro sentido.

Digo alemán porque la psicología de Margarete, junto con la de quien fuera su esposo, el psicoanalista Alexander Mitscherlich, tuvo como punto de referencia la realidad alemana de post-guerra. El clásico libro que escribieron juntos, Die Unfähigkeit zu trauern traducido al español como La incapacidad de sentir duelo, marcó -no sólo en la historia del psicoanálisis- un hito. Para todos quienes quieran analizar las razones que llevaron a casi todo un pueblo a entregarse en los brazos de un caudillo endemoniado es, todavía, el libro de los Mitscherlich, imprescindible lectura.

La incapacidad de sentir culpa se convirtió en muchos ex-adictos del nazismo en la negación de la propia biografía. Quien ha leído por ejemplo “Opiniones de un payaso” puede que entienda mejor lo que estoy diciendo. La familia exitosa que construye su vida sobre la ruina de un pasado nazi relegado al olvido, no fue una simple invención de la gran novela de Heinrich Böll.